Sopas de ajo o Sopa Castellana
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Sopas de ajo o Sopa Castellana
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INGREDIENTES
PREPARACIÓN
Pelamos y fileteamos los ajos, no es necesario que sean muy finos. El
ajo debe dar olor y también proporcionar la emulsión entre el agua y el
aceite para que la sopa sea excelente. Reservamos en un cuenco.
Elegimos una cazuela grande, calentamos el aceite en el fondo e introducimos el ajo.
Salteamos hasta que comiencen a coger un color dorado (pero cuidado que
no se arrebaten) y añadimos también el jamón cortado en trozos pequeños.
Removemos con una cuchara de madera de manera envolvente hasta juntar
bien los sabores.
Cuando los ajos tengan un color miel tostado añadimos 6 rebanadas de pan duro y les damos unas vueltas.
Retiramos la cazuela del fuego y espolvoreamos con el pimentón dulce, a
mí me gusta así aunque mucha gente lo hace con pimentón picante, todo
depende del cocinero/a. El pimentón cumple una doble función:
colorea de rojo el pan y además proporciona aroma. Es importante hacerlo
con la cazuela fuera del fuego para evitar que el pimentón se queme y
que todo quede con un desagradable sabor amargo que nos fastidiaría la
sopa.
Removemos todo bien y que se junte el aceite con los ajos, el jamón, el
pan duro y el pimentón. Volvemos a colocar la cazuela al fuego, siempre
bajito dado que el truco de esta sopa es que el agua o el caldo nunca
rompa a hervir durante el proceso de cocción. Rehogamos todo durante 2‐3
minutos más y sin dejar de remover agregamos el caldo de carne. Si no
tenéis caldo también se puede hacer sólo con agua, os quedará muy
parecida, no tan potente pero muy buena de sabor. Cocemos a fuego
moderado durante unos 20 minutos, en ese tiempo no hace falta remover la
sopa.
Pasados los 20 minutos añadimos el resto del pan, las otras 6 rebanadas
que previamente hemos tostado con un poco de aceite de oliva. Colocamos
en la superficie y las dejamos flotar hasta que se ablanden.
Añadimos sal y pimienta negra recién molida. Probad el caldo antes de
añadir la sal puesto que dependiendo de la cantidad de jamón y lo salado
que sea puede que no sea necesario.
Rompemos los huevos y los echamos a la sopa. Yo suelo añadir un huevo
por comensal pero depende de cada uno, si queréis dos o tres… a vuestro
gusto. Dejamos cuajar durante 2‐3 minutos. Otra opción es la de separar
las claras de las yemas y añadir sólo las claras a la sopa y la yema
ponerla después en cada plato.
Cuando añadimos la sopa al cuenco la yema se mezcla con la sopa y queda
deliciosa. El huevo quedará o bien en forma de huevo hilado o en
trocitos escalfado.
Servimos super caliente en un cuenco o si tenemos en cazuelas de barro (es lo propio). ¡Y que aproveche!
Se hacen muy rápidas y su elaboración es super sencilla. Un sopa muy
completa que podéis tunear como más os guste. Se puede añadir jamón,
chorizo, tocino frito, bonito…etcétera, un poco en función de los gustos
de cada uno/a.
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CONSEJOS:
Dicen que la corteza del pan puede llegar a estropear la receta por
eso en muchas panaderías al llegar la Semana Santa venden pan de sopa.
Yo no he notado la diferencia, me imagino que será por el tipo de pan.
El mejor pan para estas sopas es el pan castellano, de trigo blanco. Las
rodajas de pan suelen ser de entre 5 a 15 milímetros para que la sopa
espese al ablandarse el pan.
Le va muy bien una hoja de laurel en la cocción. Y una de las
recomendaciones más importantes, tal como os comentaba, es que el caldo
nunca rompa a hervir durante el proceso de cocción.
Y por último no hace falta decir que lo que diferencia unas sopas de ajo
corrientes de unas sopas de ajo extraordinarias son los ingredientes:
el jamón, el aceite, los ajos, un buen pimentón de la Vera… marcan la
diferencia.
INGREDIENTES
- 150 g de jamón serrano
- 10 dientes de ajo
- 6 huevos (1 por persona)
- 12 rebanadas de pan duro
- 2 litros y medio de caldo de carne
- Sal y pimienta (al gusto)
- 2 cucharadas de pimentón dulce
- 50 ml de aceite de oliva virgen extra
PREPARACIÓN
Pelamos y fileteamos los ajos, no es necesario que sean muy finos. El
ajo debe dar olor y también proporcionar la emulsión entre el agua y el
aceite para que la sopa sea excelente. Reservamos en un cuenco.
Elegimos una cazuela grande, calentamos el aceite en el fondo e introducimos el ajo.
Salteamos hasta que comiencen a coger un color dorado (pero cuidado que
no se arrebaten) y añadimos también el jamón cortado en trozos pequeños.
Removemos con una cuchara de madera de manera envolvente hasta juntar
bien los sabores.
Cuando los ajos tengan un color miel tostado añadimos 6 rebanadas de pan duro y les damos unas vueltas.
Retiramos la cazuela del fuego y espolvoreamos con el pimentón dulce, a
mí me gusta así aunque mucha gente lo hace con pimentón picante, todo
depende del cocinero/a. El pimentón cumple una doble función:
colorea de rojo el pan y además proporciona aroma. Es importante hacerlo
con la cazuela fuera del fuego para evitar que el pimentón se queme y
que todo quede con un desagradable sabor amargo que nos fastidiaría la
sopa.
Removemos todo bien y que se junte el aceite con los ajos, el jamón, el
pan duro y el pimentón. Volvemos a colocar la cazuela al fuego, siempre
bajito dado que el truco de esta sopa es que el agua o el caldo nunca
rompa a hervir durante el proceso de cocción. Rehogamos todo durante 2‐3
minutos más y sin dejar de remover agregamos el caldo de carne. Si no
tenéis caldo también se puede hacer sólo con agua, os quedará muy
parecida, no tan potente pero muy buena de sabor. Cocemos a fuego
moderado durante unos 20 minutos, en ese tiempo no hace falta remover la
sopa.
Pasados los 20 minutos añadimos el resto del pan, las otras 6 rebanadas
que previamente hemos tostado con un poco de aceite de oliva. Colocamos
en la superficie y las dejamos flotar hasta que se ablanden.
Añadimos sal y pimienta negra recién molida. Probad el caldo antes de
añadir la sal puesto que dependiendo de la cantidad de jamón y lo salado
que sea puede que no sea necesario.
Rompemos los huevos y los echamos a la sopa. Yo suelo añadir un huevo
por comensal pero depende de cada uno, si queréis dos o tres… a vuestro
gusto. Dejamos cuajar durante 2‐3 minutos. Otra opción es la de separar
las claras de las yemas y añadir sólo las claras a la sopa y la yema
ponerla después en cada plato.
Cuando añadimos la sopa al cuenco la yema se mezcla con la sopa y queda
deliciosa. El huevo quedará o bien en forma de huevo hilado o en
trocitos escalfado.
Servimos super caliente en un cuenco o si tenemos en cazuelas de barro (es lo propio). ¡Y que aproveche!
Se hacen muy rápidas y su elaboración es super sencilla. Un sopa muy
completa que podéis tunear como más os guste. Se puede añadir jamón,
chorizo, tocino frito, bonito…etcétera, un poco en función de los gustos
de cada uno/a.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
CONSEJOS:
Dicen que la corteza del pan puede llegar a estropear la receta por
eso en muchas panaderías al llegar la Semana Santa venden pan de sopa.
Yo no he notado la diferencia, me imagino que será por el tipo de pan.
El mejor pan para estas sopas es el pan castellano, de trigo blanco. Las
rodajas de pan suelen ser de entre 5 a 15 milímetros para que la sopa
espese al ablandarse el pan.
Le va muy bien una hoja de laurel en la cocción. Y una de las
recomendaciones más importantes, tal como os comentaba, es que el caldo
nunca rompa a hervir durante el proceso de cocción.
Y por último no hace falta decir que lo que diferencia unas sopas de ajo
corrientes de unas sopas de ajo extraordinarias son los ingredientes:
el jamón, el aceite, los ajos, un buen pimentón de la Vera… marcan la
diferencia.
Marina
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