Cómo curar una sartén de acero
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Cómo curar una sartén de acero
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"Doctor, doctor: ¡a mis sartenes les duele la cabeza...!" :-)
Dicen quienes las usan que las sartenes de acero[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] son las mejores para cocinar, pero para que sean eficaces, es necesario curarlas. ¿Curar una sartén? ¿Cómo? Tranquilos, no es necesario que la sartén en cuestión tenga cartilla sanitaria; ni si quiera tendréis que echar mano del botiquín de casa.
Curar una sartén pulido, más allá del doble sentido de la expresión, no es otra cosa que preparar la superficie de acero de las sartenes que va estar en contacto con los alimentos, para convertirla en sartén antiadherente. De esta forma, como ya indiqué en mi Comparativa de sartenes 2: aluminio, acero inoxidable y Thermolon, una sartén de acero puede convertirse en una eterna aliada de nuestras cocinas, al ser muy duraderas y proporcionar un correcto reparto del calor.
Curar una sartén de acero es, por lo tanto, un método casero y funcional alternativo a los recubrimientos como la cerámica, el Teflon o el Thermolon, cuestionados unos por su pérdida de efectividad a medio y largo plazo, y otros por la hipotética liberación de sustancias tóxicas. ¿Es necesario curar las sartenes de acero?
Muchos habréis tenido la experiencia de comprar una sartén de acero dejándoos llevar por los elogios de los muchos defensores de este material, y os habréis arrepentido a las pocas semanas al comprobar cómo los alimentos se pegan al metal más que Don Pimpón a una cama de velcro. Si os ha pasado esto, es porque no habéis usado vuestra sartén de la forma correcta, ya que una sartén de acero bien curada puede darnos un rendimiento duradero a la altura del mejor de los recubrimientos antiadherentes. En este sentido, antiguamente, cuando las sartenes se compraban en la ferretería del barrio, era raro que al tendero se le olvidara explicarnos cómo curar una sartén de acero antes de vendérnosla. Hoy, sin embargo, depende del consumidor informarse y formarse sobre el método para curar sartenes de acero en el caso de decantarse por una de ellas, al ser esta especie de ritual un requisito absolutamente imprescindible para poder ponerlas en uso. ¿Cómo se cura una sartén?
Si ampliamos con un microscopio la imagen de la superficie (aparentemente lisa) de una satén de acero, veremos que hay más grietas que en los bajos del Titanic. Pues bien, curar una sartén significa precisamente cubrir esas grietas y crear una película de protección en toda la superficie. Para hacerlo, basta con seguir estos pasos: 1. Moja un algodón o papel absorbente con aceite de oliva, y embadurna la superficie de tu sartén de acero. No basta con “mancharla”; tienes que frotar con insistencia para que el aceite penetre en todas esas grietas invisibles. 2. Hecho esto, calienta el horno a 180ºC y mete la sartén durante más o menos una hora. Asegúrate de que tu sartén carece de piezas de plástico u otro material degradable por el calor. 3. Pasado este tiempo, saca la sartén del horno, déjala enfriar, y lávala como de costumbre con un estropajo que no raye. Sécala y tu sartén ya estará curada, y lista para ser usada. Consejos:
* Al curar una sartén, cierra las puertas de tu cocina y ventila todo lo posible, ya que se liberará bastante humo durante el proceso.
** Para su cuidado, las sartenes de acero se deben lavar con agua tibia o caliente (pero no ardiendo), evitando siempre los raspados. Una vez limpias, conviene secarlas con un paño, para evitar que se oxiden. Por supuesto, está terminantemente prohibido lavar sartenes de acero o de cualquier otro material en el lavavajillas, bajo pena de veto de lectura de los artículos de Cocina.es durante un mes o dos.
*** Aunque son aptas para cocinar cualquier cosa, en la medida de lo posible, es recomendable no cocinar con jugos excesivamente ácidos (vinagre, zumo de limón, tomate, etc.) con una sartén de acero.
**** Curadas o sin curar, las sartenes de acero no son aptas para placas de inducción.
"Doctor, doctor: ¡a mis sartenes les duele la cabeza...!" :-)
Curar una sartén pulido, más allá del doble sentido de la expresión, no es otra cosa que preparar la superficie de acero de las sartenes que va estar en contacto con los alimentos, para convertirla en sartén antiadherente. De esta forma, como ya indiqué en mi Comparativa de sartenes 2: aluminio, acero inoxidable y Thermolon, una sartén de acero puede convertirse en una eterna aliada de nuestras cocinas, al ser muy duraderas y proporcionar un correcto reparto del calor.
Curar una sartén de acero es, por lo tanto, un método casero y funcional alternativo a los recubrimientos como la cerámica, el Teflon o el Thermolon, cuestionados unos por su pérdida de efectividad a medio y largo plazo, y otros por la hipotética liberación de sustancias tóxicas. ¿Es necesario curar las sartenes de acero?
Muchos habréis tenido la experiencia de comprar una sartén de acero dejándoos llevar por los elogios de los muchos defensores de este material, y os habréis arrepentido a las pocas semanas al comprobar cómo los alimentos se pegan al metal más que Don Pimpón a una cama de velcro. Si os ha pasado esto, es porque no habéis usado vuestra sartén de la forma correcta, ya que una sartén de acero bien curada puede darnos un rendimiento duradero a la altura del mejor de los recubrimientos antiadherentes. En este sentido, antiguamente, cuando las sartenes se compraban en la ferretería del barrio, era raro que al tendero se le olvidara explicarnos cómo curar una sartén de acero antes de vendérnosla. Hoy, sin embargo, depende del consumidor informarse y formarse sobre el método para curar sartenes de acero en el caso de decantarse por una de ellas, al ser esta especie de ritual un requisito absolutamente imprescindible para poder ponerlas en uso. ¿Cómo se cura una sartén?
Si ampliamos con un microscopio la imagen de la superficie (aparentemente lisa) de una satén de acero, veremos que hay más grietas que en los bajos del Titanic. Pues bien, curar una sartén significa precisamente cubrir esas grietas y crear una película de protección en toda la superficie. Para hacerlo, basta con seguir estos pasos: 1. Moja un algodón o papel absorbente con aceite de oliva, y embadurna la superficie de tu sartén de acero. No basta con “mancharla”; tienes que frotar con insistencia para que el aceite penetre en todas esas grietas invisibles. 2. Hecho esto, calienta el horno a 180ºC y mete la sartén durante más o menos una hora. Asegúrate de que tu sartén carece de piezas de plástico u otro material degradable por el calor. 3. Pasado este tiempo, saca la sartén del horno, déjala enfriar, y lávala como de costumbre con un estropajo que no raye. Sécala y tu sartén ya estará curada, y lista para ser usada. Consejos:
* Al curar una sartén, cierra las puertas de tu cocina y ventila todo lo posible, ya que se liberará bastante humo durante el proceso.
** Para su cuidado, las sartenes de acero se deben lavar con agua tibia o caliente (pero no ardiendo), evitando siempre los raspados. Una vez limpias, conviene secarlas con un paño, para evitar que se oxiden. Por supuesto, está terminantemente prohibido lavar sartenes de acero o de cualquier otro material en el lavavajillas, bajo pena de veto de lectura de los artículos de Cocina.es durante un mes o dos.
*** Aunque son aptas para cocinar cualquier cosa, en la medida de lo posible, es recomendable no cocinar con jugos excesivamente ácidos (vinagre, zumo de limón, tomate, etc.) con una sartén de acero.
**** Curadas o sin curar, las sartenes de acero no son aptas para placas de inducción.
paraca
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