La Ninfa Eco y Narciso - Origen al sonido que conocemos como eco.
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La Ninfa Eco y Narciso - Origen al sonido que conocemos como eco.
Eco y Narciso
La bella y joven Eco era una ninfa de cuya boca salían las palabras más bellas jamás nombradas. En cuanto a las palabras ordinarias, se oían de forma más placentera. Esto molestaba a Hera, celosa de que Zeus, su marido, pudiera cortejarla como a otras ninfas.
Y así sucedió. Cuando Hera descubrió el engaño, castigó a Eco quitándole la voz y obligándola a repetir la última palabra que decía la persona con la que mantuviera la conversación. Incapaz de tomar la iniciativa en una conversación, limitada sólo a repetir las palabras ajenas, Eco se apartó del trato humano.
Retirada en el campo, Eco se enamoró del hermoso pastor Narciso, hijo de la ninfa Liríope de Tespia y del dios-río Céfiso. Sin embargo, el vanidoso joven no tenía corazón y la consideró loca, ignorándola totalmente. Con el corazón roto, Eco pasó el resto de su vida en cañadas solitarias, suspirando por el amor que nunca conoció, debilitándose y adelgazando, hasta que sólo quedó su voz.
Algunos dicen que Narciso se rió de ella al descubrir que repetía su última palabra y se escondió entre las montañas, donde hoy puede escucharse su voz.
Debido a esto los dioses se molestaron y todas las demás mujeres rechazadas oraron a los dioses por venganza. Némesis (la venganza) las escuchó e hizo que Narciso contemplara su propia imagen. Cuando el joven lo hizo, se enamoró de su propia belleza y ya no le importó nada más que su imagen.
Se quedó contemplándose en el estanque y se dejó morir, totalmente indiferente al resto del mundo. Dicen que aún en el Estigio (el mar de la tierra de los muertos), Narciso continúa admirándose.
En el lugar en que Narciso murió, en su honor los dioses crearon la flor de su mismo nombre.
Se encuentra Eco con Narciso en el teatro del Siglo de Oro español (Pedro Calderón de la Barca, Eco y Narciso; Sor Juana Inés de la Cruz, El Divino Narciso).
El diálogo con el eco pasa a ser en el Renacimiento una verdadera clase poética, ilustrado en las pastorales dramáticas, en la poesía lírica, en la ópera.
Algunos poetas, como por ejemplo, Víctor Hugo, utilizan de buen grado la figura de la ninfa Eco o el fenómeno del eco para designar la voz y la actividad poética.
Christina Rosenvinge dedica una bonita canción a este mito en su álbum La joven Dolores.
La bella y joven Eco era una ninfa de cuya boca salían las palabras más bellas jamás nombradas. En cuanto a las palabras ordinarias, se oían de forma más placentera. Esto molestaba a Hera, celosa de que Zeus, su marido, pudiera cortejarla como a otras ninfas.
Y así sucedió. Cuando Hera descubrió el engaño, castigó a Eco quitándole la voz y obligándola a repetir la última palabra que decía la persona con la que mantuviera la conversación. Incapaz de tomar la iniciativa en una conversación, limitada sólo a repetir las palabras ajenas, Eco se apartó del trato humano.
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Retirada en el campo, Eco se enamoró del hermoso pastor Narciso, hijo de la ninfa Liríope de Tespia y del dios-río Céfiso. Sin embargo, el vanidoso joven no tenía corazón y la consideró loca, ignorándola totalmente. Con el corazón roto, Eco pasó el resto de su vida en cañadas solitarias, suspirando por el amor que nunca conoció, debilitándose y adelgazando, hasta que sólo quedó su voz.
Algunos dicen que Narciso se rió de ella al descubrir que repetía su última palabra y se escondió entre las montañas, donde hoy puede escucharse su voz.
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Debido a esto los dioses se molestaron y todas las demás mujeres rechazadas oraron a los dioses por venganza. Némesis (la venganza) las escuchó e hizo que Narciso contemplara su propia imagen. Cuando el joven lo hizo, se enamoró de su propia belleza y ya no le importó nada más que su imagen.
Se quedó contemplándose en el estanque y se dejó morir, totalmente indiferente al resto del mundo. Dicen que aún en el Estigio (el mar de la tierra de los muertos), Narciso continúa admirándose.
En el lugar en que Narciso murió, en su honor los dioses crearon la flor de su mismo nombre.
Se encuentra Eco con Narciso en el teatro del Siglo de Oro español (Pedro Calderón de la Barca, Eco y Narciso; Sor Juana Inés de la Cruz, El Divino Narciso).
El diálogo con el eco pasa a ser en el Renacimiento una verdadera clase poética, ilustrado en las pastorales dramáticas, en la poesía lírica, en la ópera.
Algunos poetas, como por ejemplo, Víctor Hugo, utilizan de buen grado la figura de la ninfa Eco o el fenómeno del eco para designar la voz y la actividad poética.
Christina Rosenvinge dedica una bonita canción a este mito en su álbum La joven Dolores.
Ikerj
Re: La Ninfa Eco y Narciso - Origen al sonido que conocemos como eco.
interesante historia, mala leche tenia Hera, por celos la que lío
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paraca
Re: La Ninfa Eco y Narciso - Origen al sonido que conocemos como eco.
Uff ya te digo paraca... y las lió aun peores! ya pondremos más historias de Hera
Ikerj
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