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susurros del más allá ... de donde provienen

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chincheta susurros del más allá ... de donde provienen

Mensaje por Arwenblack Sáb 04 Ago 2012, 00:21

psicofonías son las voces de los espíritus que se manifiestan a través de registros audio. La primera manifestación de este fenómeno se hizo en junio de 1959 por Friedrich Jurgenson que, después de haber reproducido al revés un registro de un campo de pájaros en Suecia, declaró haber escuchado una débil voz que hablaba de las aves nocturnas.

Jurgenson supuso que se trataba de un flujo radiofónico captado, pero sin embargo no había emisora de radio en el lugar donde el registro había sido efectuado. Intrigado, Jurgenson continuó haciendo otros registros en él.

Las voces no son audibles en el momento del registro, sino que aparecen en la grabación. La calidad, el volumen y la duración de las grabaciones deben ser aumentadas utilizando una fuente de audio colocada a distancia audible del micrófono que graba. Ésta debe ser una radio colocada entre 2 ondas. Una explicación alternativa sobre la procedencia de las "voces blancas" sería que las psicofonías provendrían de sonidos aleatorios, que serían interpretados como espíritus por gente que espera o quiere escucharlos.



Las voces son rápidas, normalmente débiles y a menudo utilizan una gramática inhabitual en un lenguaje muy simple o incluso varias lenguas a la vez. La interpretación de estos registros es a menudo muy subjetiva y difiere según la persona que la escucha. Algunos no escuchan nada y otros escuchan frases completas. Los expertos recomiendan utilizar auriculares, ya que las voces son a menudo muy débiles. Además, una recuperación por ordenador es también muy útil.

En los años 1920, Thomás Edison declaró que si los espíritus o fantasmas debieran ponerse en contacto con los vivos, serían más sensibles a las máquinas que a métodos espiritistas.

¡¡El espiritismo no se improvisa!! Una sesión mal preparada puede traerte problemas importantes. Por tanto, antes de intentar lo que sea, te animamos fuertemente a que te documentes completamente sobre el asunto y, sobre todo, sobre el mundo con el que vas a tratar de comunicarte. No olvides estos consejos, pues son fundamentales. El espiritismo puede llegar a ser una técnica peligrosa.






ante la falta de explicación de las voces que aparecen grabadas sin que hayan intervenido medios materiales aparentes? ¿Pueden ser las voces de los muertos, como cree mucha gente, o son las voces de los presentes en una sesión de grabación?

Friedrich Jürgenson grabó sus primeras voces misteriosas en 1959, cuando utilizaba un grabador portátil con un micrófono conectado al aparato por medio de un cable. Germán de Argumosa. provisto de una grabadora normal, acudió en 1970 a Bélmez (España), donde se estaban produciendo extraños fenómenos psíquicos, y obtuvo allí interesantísimas grabaciones de voces de origen desconocido.

Sin embargo, desde que se iniciaron los estudios sobre las psicofonías, los investigadores han intentado por todos los medios perfeccionar al máximo los sistemas de grabación, con la confianza de que un material mejor registrado podría proporcionar la clave del fenómeno. Algunos de ellos han utilizado dos elementos adicionales con excelentes resultados: la radio y el diodo.

En el primer caso se conecta una radio normal al enchufe del micrófono del grabador, sintonizando un punto entre dos emisoras que produce ruidos sibilantes conocidos como "ruidos blancos". En el segundo caso el diodo -aparato rectificador que hace que la corriente vaya en una sola dirección- se conecta al enchufe del micrófono. El diodo utilizado por Konstantin Raudive fue un aparato sencillo y primitivo. Desde un punto de vista técnico, la antena utilizada con este diodo era sólo de un par de pulgadas (totalmente insuficiente para captar cualquier señal normal).

Grabaciones controladas
Mientras que estas simples técnicas daban resultados suficientes para convencer a muchos investigadores aficionados, era obvio desde el principio que el mundo de la ciencia requeriría pruebas más convincentes antes de admitir que había algo paranormal en el curioso fenómeno de Jürgenson. Así en 1971 Colin Smythe hizo dos experimentos cuidadosamente controlados antes de permitir que su compañía publicase en inglés el libro de Konstantin Raudive. El primero tuvo lugar el 24 de marzo en Gerrard's Cross, en Buckinghamshire, bajo la supervisión de Pye Records Ltd. y de dos técnicos de grabación, Ray Pickett y Keith Attwood.


El Dr Raudive , durante uno de los experimentos controlados de psicofonías, en 18 minutos obtuvieron más de 200 voces.

Todo el equipo fue aportado por Pye e incluía instrumentos para captar falsas emisiones de estaciones de radio y dos transmisores de alta y baja frecuencia, así como cintas especialmente protegidas. Se sintonizó un grupo de cuatro grabadores de modo que una de las grabaciones se hiciese a través de un micrófono, que daría una versión real de cualquier ruido normal de la habitación, y también se colocó un complejo diodo con un indicador de grabación incorporado. La audiencia compuesta por el doctor Raudive, Colin Smythe, Peter Bander y el presidente de la Colin Smythe Ltd., sir Robert Mayer, contaba con la afirmación de los dos ingenieros de que esa máquina haría imposible cualquier grabación a través del diodo.

Las cintas corrieron durante 18 minutos durante los cuales el indicador de grabación conectado al diodo estuvo oscilando constantemente a pesar de que Ray Prickett. que supervisaba con auriculares, no pudo oír nada. Según dijo Prickett, el play-back fue sorprendente: aparecieron en la cinta más de 200 voces, 27 de las cuales eran tan claras que todos los presentes las pudieron entender. Sir Robert Mayer quedó estupefacto al reconocer la voz de su amigo Arthur Schnabel, un célebre concertista de piano ya fallecido. Una voz no identificada se dirigió al doctor Raudive llamando le "Kosti" (apodo de su niñez).

El segundo experimento se llevó a cabo tres días más tarde, el 27 de marzo, en los laboratorios de Belling & Lee, en Enfield, utilizando un laboratorio con pantalla de radio-frecuencia que excluye cualquier tipo de radiación electromagnética. El experimento fue supervisado por Peter Hale, especialista en pantallas electrónicas; fue ayudado por Ralph Lowelock, ingeniero en física y electrónica. De nuevo se grabaron voces claras.
La respuesta de Péter Hale fue franca: "El resultado de los experimentos del pasado viernes es tal que no puedo explicarlo en términos normales de física."


Arthur Schnabel, compositor y concertista de piano quedo atónito al escuchar en las cintas de laboratorio a su amigo fallecido.

Así pues, la realidad objetiva de las voces, cualquiera que fuese su causa, se estableció a satisfacción de los respetables científicos. Pero ¿cuál era la naturaleza de los sonidos? ¿Qué es lo que decían?
Muchos investigadores dicen que las voces hablan con un curioso ritmo, al principio extraño para nuestro oído. Pero en cuanto el oyente se acostumbra al "tempo", las frases se van comprendiendo. Las voces hablan como si fuesen contra reloj, como si su energía se estuviera desvaneciendo. El lenguaje empleado parece depender de la lengua nativa de la persona a quien se dirige el mensaje: tanto Peter Bander como sir Robert Mayer eran de origen alemán y las voces les hablaron en alemán. El doctor Raudive era políglota y las voces se dirigían a él en varias lenguas.

La construcción de las frases, explica Raudive, "obedece a reglas que difieren radicalmente de las formas corrientes de hablar y a pesar de que las voces parecen hablar como nosotros, la anatomía de su aparato fonador debe ser diferente de la nuestra".

El doctor Raudive, al igual que Jürgenson, era un devoto católico y era quizás natural que su primer interés fuera el de determinar que las voces procedían realmente de muertos.

Estableció un sistema de comunicación con ellos, una especie de "ouija electrónica", que hace preguntas en voz alta e invita a los espíritus a responder. Desgraciadamente las respuestas fueron escuetas y poco informativas. Repetidamente las voces parecieron evitar preguntas directas e insistieron en que les creyeran sin pruebas: "por favor, cree", "yo soy", "nosotros somos", "los muertos viven", "yo soy Konstantin vivo".

En las voces se detecta a menudo sorpresa, como si el intento desde la tierra de contactar con ellas las hubiese despertado de una especie de letargo. El reportero Harald Bergestam escribía para la revista Fate en marzo de 1973: "Oímos la voz de un hombre decir claramente: estoy vivo, y lo repitió. La segunda vez su voz demostraba excitación y felicidad. Comprendimos que acababa de descubrir que, a pesar de estar muerto, todavía vivía."

Para el católico doctor Raudive los mensajes más importantes parecían confirmar tanto la existencia de Cristo como la doctrina del Purgatorio. Muchas voces solicitaban las plegarias y aseguraban al oyente que podían ser ayudadas por medio de la oración. Otras voces dijeron: "Jesús anduvo aquí en solitario". "Aquí está Cristo, aquí están los sacerdotes". Una voz pidió: "¡Oh, señor, acuérdate de Raudive!". Cuando el doctor Raudive preguntó si las voces podían hablar a través del grabador cuando querían, una voz replicó: "En el reino de Dios el deseo del hombre es limitado".

Por otra parte aparecieron mensajes que parecían referirse al demonio diciendo: "¡Reza! estoy bajo el poder del demonio." "El demonio existe." Paradójicamente hay voces que expresaban deseos terrenales como cigarrillos, bebidas, hablan de la "oficialidad" de su mundo o comentan los vestidos de los experimentadores -quizás ellos pueden ver a sus interlocutores.

Cuando los vivos molestan
Una secuencia interesante se grabó durante un experimento realizado por Friedrich Jürgenson junto al profesor Hans Bender en julio de 1971. Jürgenson estaba en su casa esperando la llegada del profesor Bender y de su equipo, que incluía a una joven llamada Gisela. Había estado grabando y cuando volvió a pasar la cinta una voz alemana dijo: «Sie kommen bald. Zahnarzt. Zahnarzt». (Ellos vendrán pronto. Dentista. Dentista).

Cuando llegó el grupo de Bender, Jürgenson supo que Gisela había tenido un fuerte dolor de muelas a la misma hora en que la voz fue grabada. Daba la casualidad que la mujer de Jürgenson era dentista y decidió que ella se ocuparía de Gisela mientras el grupo continuaba con sus experimentos. Algún tiempo después una voz en la cinta dijo"Peng", interjección alemana usada como ¡bingo!, dando a entender que algo se había cumplido. La voz se parecía a la de Gisela y se oyó justo cuando a ella le fue extraída la muela.

El incidente de Gisela se parece al fenómeno conocido por los investigadores psíquicos como una aparición de crisis. Expresado en palabras sencillas: una aparición de crisis ocurre cuando una persona, el receptor, de repente se da cuenta de que otra persona, el transmisor, está sufriendo una crisis (dolor, shock, emoción, etc.) incluso si el transmisor está a cierta distancia. Los ejemplos más simples de este fenómeno se dan en tiempos de guerra cuando una madre, por ejemplo, puede sentir u oír el momento en que su hijo es herido o incluso muere. La teoría es que el dolor y el shock producen un contacto telepático involuntario entre madre e hijo. Si el dolor de Gisela hubiese sido lo suficientemente grave e intenso, hubiese podido proyectar estas emociones de forma telepática. Pero para que estas emociones afecten a la máquina tendría que haber existido otro factor: la psicokinesis, concepto que en adelante abreviaremos como PK.

La PK consiste en transformar o mover objetos físicos a través únicamente del poder de la mente. Si la telepatía pudo hacer aparecer la voz de Gisela en la cinta de Jürgenson. tenía que haber sido lo suficientemente fuerte como para afectar al sistema de grabación de la máquina. De esta forma se deduce que entro en acción la PK a distancia o telepsicokinesis (TPK). A pesar de que no hubo un pronunciamiento oficial, el profesor Bender se inclinó por la teoría de que la TPK es capaz de explicar satisfactoriamente muchos de los fenómenos de voces misteriosas.

En efecto, Bender creía que las voces pueden ser PK que emanan de las personas presentes durante una sesión de grabación y sugiere que las voces que hablaron a Raudive se dirigieron a él sólo en lenguas que conocía; en experimentos llevados a cabo por americanos, por ejemplo, suelen captarse voces que hablan con acento americano. El profesor Bender también habla de un incidente que ocurrió en una de sus propias sesiones de grabación: todos los participantes llevaban micrófonos conectados a diferentes aparatos para que se pudiesen captar susurros involuntarios mientras que un ingeniero anotaba las oscilaciones.


Durante otra sesión de psicofonías, se pudo captar la voz del autor ruso Boris Pasternak, autor de El Doctor Zhivago.

Durante la sesión el nombre de una amiga. Brigitte Rasmus, acudió a la mente de Bender. Al pasar la cinta, contenía las palabras Rasmus, pero la voz no parecía ser femenina. Bender estaba seguro de que no se trataba de Brigitte, que estaba viva y en Alemania, y tanto los monitores del micrófono como el oscilógrafo mostraron que él no susurró la palabra. Pero era la única persona de la habitación que conocía el nombre.

Para los parapsicólogos agnósticos la teoría de la TPK es quizás más aceptable que la alternativa de las voces de los muertos, y puede explicar las discrepancias y la poca coherencia de algunas grabaciones: palabras entrecortadas y frases pueden construirse y transformarse continuamente en la mente subconsciente y pueden ser proyectadas en una cinta si interviene la TPK. Pero, ¿no podían ser los muertos los que usaran esta habilidad con directrices conscientes?

David Ellis, tras obtener una beca Perrot Warwick en Trinity College de Cambridge. dedicó dos años, entre 1970 y 1972. al análisis científico del fenómeno de las voces. Después de su estudio anunció que, por lo menos en media docena de casos, el doctor Raudive podía haber confundido una emisión rusa de radio Luxemburgo con sus voces paranormales, pero el resto de sus cien mil grabaciones eran inexplicables en términos normales.

El 2 de septiembre de 1974 Konstantin Raudive murió en su casa de Bad Krozingen. La revista Psychic News del 16 de noviembre publicó un breve articulo sobre un experimento de voces que se llevó a cabo en una conferencia sobre lo paranormal en Alemania, diez días después de su muerte. Un investigador americano conectó el grabador y micrófono y así los 130 delegados pudieron oír una voz, que muchos creyeron identificar como la del profesor Raudive. Desgraciadamente el profesor no fue más preciso de lo que sus propias voces habían sido, haciendo simples alusiones a "otras técnicas". "No tenemos más detalles", dijo un reportero del Psychic News: esto es lo que llamamos "una historia con signo de interrogación".




Arwenblack
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chincheta Re: susurros del más allá ... de donde provienen

Mensaje por Ikerj Sáb 04 Ago 2012, 14:02

Muy interesante ok

Muchos investigadores dicen que las voces hablan con un curioso ritmo, al principio extraño para nuestro oído. Pero en cuanto el oyente se acostumbra al "tempo", las frases se van comprendiendo. Las voces hablan como si fuesen contra reloj, como si su energía se estuviera desvaneciendo.


Pasa mucho en esas grabaciones.. gracias Arwen guiño
Ikerj
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chincheta LYCOPERDON PERLATUM

Mensaje por Arwenblack Sáb 04 Ago 2012, 15:56

[img][/img][Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]



Toda leyenda de terror se construye sobre una base racional, un
suceso estremecedor para la persona en cuestión, sobre todo cuando es
imposible encontrar una explicación. El agente Fuller había visto nacer
muchas de estas historias, sabía a ciencia cierta qué cualquier indicio
era de importancia para resolver un caso, pero con el tiempo también
había aprendido a evitar los simples rumores que tan solo obstaculizaban
su trabajo. Para un sheriff de pueblo pocos eran los sucesos que
requerían una exhaustiva investigación, la mayoría de ellos trataban
sobre hurtos, allanamientos, y algún que otro enfrentamiento. Aquel
sosegado ritmo de vida había perdurado durante años, en los que tan solo
se dedicó a patrullar las calles y a completar informes de denuncias.
Pero una mañana, a las nueve tocadas, una imprevisible y brutal noticia
acabó con su rutina diaria.
No tardó demasiado en llegar al lugar del incidente. Disponía de un jeep
privado, aparcado en el garaje de comisaría, pero poco utilizado, ya
que tan solo se montaba en él cuando el destino gozaba de un terreno
complicado. A los pocos minutos de trayecto se percató de que su
destreza al volante no era la misma en aquel todoterreno. Si bien
disponía de un carné para todo automóvil, cada uno de ellos era
diferente al resto y aquel enorme armatoste no tenía nada que ver con su
modesto coche patrulla. A pesar de las dificultades logró entrar en el
bosque y, en menos de media hora, ya se había reunido con sus
compañeros.

-Después de tantos años ha vuelto a suceder.- Dijo uno de ellos
girándose hacia el agente.- Eran de fuera, vendrían a pasar un fin de
semana de relax. Qué irónico ¿verdad?.

Llevado por la curiosidad se asomó entre el gentío policial,
introduciéndose en el circulo de personas que rodeaban el lugar,
mientras el detective, con una instantánea en sus manos, se agachaba
para tomar unas fotografías. El flash iluminó con un destello los
cuerpos sin vida de aquellos jóvenes: Sus ropas estaban ensuciadas por
el fango, prácticamente despedazadas y con heridas que asomaban en forma
de círculos rojizos en el tejido. A pesar de no disponer de una hora
aproximada sobre sus muertes, no les fue difícil deducir que habían
permanecido allí toda la noche: Los cadáveres se encontraban repletos de
picaduras de mosquito, algunas de ellas tan fastidiosas como la que se
había formado en el párpado del chico rubio. Pero lo más aterrador del
asunto no se encontraba en el asalto de los parásitos, ni siquiera en el
insecto palo que asomaba de la boca de uno de los muertos. Lo brutal y
sobrecogedor de aquel suceso residía en el hecho de que los cuerpos
parecían estar desarticulados; todos los huesos se encontraban
descoyuntados como el esqueleto de una marioneta.


-Trece horas atrás-


Había sido un largo viaje, un largo trayecto, de aquellos en que la
radio es lo único que mantiene vivo el entretenimiento. Tras muchos
kilómetros aparcaron el vehículo a las afueras del pequeño pueblo, uno
de esos con el típico cartel situado a un lado de la carretera y que
anuncia con letras enormes su nombre. A pesar de carecer de lugares de
interés, aquella aldea se caracterizaba por estar envuelta por una
cordillera, una serie de montañas que despertaba cierto atractivo en los
turistas más aventureros.

Melvin, Scott y Carleen habían traído el material necesario para dormir
bajo las estrellas; En el bolsillo lateral de la mochila de ella podía
apreciarse el bulto que formaba la linterna, destinada exclusivamente
para la noche, en la que juntos, investigarían los misterios del bosque.
Pero su interés en la acampada no provenía de sí misma, ni siquiera de
Scott, su verdadero aliciente era Melvin. Le conocía desde hacía
relativamente poco, a través del otro chico que les acompañaba. Scott
coincidió con ella en muchas de las clases que se impartían en la
Universidad y con el paso del tiempo el roce acabó haciendo el cariño.
Cuando los estudios requerían un trabajo en grupo él siempre era su
primera opción, por esa misma razón tuvieron que quedar algunos fines de
semana y rematar la faena empezada. Melvin era el mejor amigo de Scott,
vivía en su mismo barrio y en ocasiones se pasaba a visitarle. En uno
de esos fines de semana Carleen coincidió de nuevo con su visita, pero
esta vez se conocieron un poco mejor. A partir de entonces cada vez que
Scott nombraba a su amigo Carleen no podía evitar recordar aquel día, un
domingo en el que sus miradas se conectaron de un modo distinto, un
domingo que de ser posible hubiese repetido. Por esa misma razón decidió
unirse a la excursión, con la ilusión de volverle a ver y con la
esperanza de algo más.

El ascenso a la montaña no resultó pesado, al fin y al cabo necesitaban
estirar las piernas después de pasar todo el día en el coche. De todos
modos lo que requirió más tiempo fue buscar el lugar en el que
acamparían; muchos de esos lugares eran tan selváticos que resultaba
imposible instalar las tiendas y a penas encontraron terreno nivelado.
Sin embargo, a pocos kilómetros de la cima, finalmente lo hallaron.
En menos de una hora ya habían instalado las tiendas y en el doble de
tiempo anochecería. Antes de que eso sucediera se dispusieron a dar un
paseo, inspeccionar los alrededores y planificar que camino seguirían en
el juego de noche. Fue en uno de esos caminos donde encontraron aquella
rareza de la naturaleza, situada en la base del tronco de un árbol y
apoyada en una de sus raíces. El peculiar hongo era de color rojizo, un
rojo tan vivo que resaltaba entre la penumbra, tan intenso que era
posible vislumbrarlo desde la lejanía. A medida que se acercaban
descubrieron que no se trataba de una seta habitual, su morfología era
atípica al resto de su especie y el pie que la mantenía unida al suelo
era de un negro absoluto. La curiosidad de Carleen se desató con un par
de preguntas, del mismo modo que, mientras las formulaba, se agachaba
para observar el hallazgo más de cerca. La extraña seta atrajo la
atención de todos, en especial de Scott, el cual inmediatamente sacó su
videocámara digital para filmarlo. A pesar de la emoción el misterio
perduró tan solo unos pocos segundos más, hasta que Melvin, con unos
conocimientos básicos sobre lo que habían encontrado, decidió responder a
sus dudas.

Según sus palabras, aquel hongo era llamado vulgarmente “cuesco de
lobo”. Se diferenciaba del resto por su sombrero, que es la parte
superior, en este caso con forma de pelota de golf. Al parecer, dentro
de esa pelota contiene sus esporas, esenciales para su reproducción.
Pero lo más curioso del asunto provenía de su mismo nombre; Melvin
comentó que esa especie de “setas” cuando alcanzaban la madurez
suficiente cualquier presión externa podía provocar la expulsión de las
esporas. A partir de ese proceso se hizo una comparación gráfica con las
flatulencias de un animal y con el tiempo adquirió tan burlesco apodo.
Después de su aclaración algunas risas surgieron. Sin embargo, Carleen
decidió no excederse, simplemente mostró una sonrisa, necesaria para no
parecer una insulsa y suficiente para no ofender a Melvin.

-No me estoy inventando nada, si tanta gracia os hace probadlo.

Inmediatamente Scott enfocó a Carleen con su cámara. Ella se negó a
tocar “eso” con sus manos desnudas, pero Melvin le facilitó una rama que
encontró en el suelo. Cuando todo estuvo preparado acercó el palo al
sombrero de la seta, con la punta astillada presionó en el globo, hasta
que finalmente… lo reventó. Fue entonces cuando se desató el horror. De
su interior salió una ráfaga semejante al vapor, con la misma potencia
que una olla a presión, pero de un color amarillento. La inesperada nube
de esporas impactó contra el rostro de Carleen, introduciéndose en sus
ojos como minúsculos trozos de cristal, extendiéndose a su alrededor y
alcanzando al resto de sus compañeros. El escozor que sintió después fue
inhumano, casi tan abrasivo como el ácido. Con un salto se incorporó,
con sus manos se restregó sus párpados, con la inevitable intención de
revertir el daño. Segundos después los abrió de nuevo.

-Dios mío.-Dijo totalmente consternada.-No puedo, no puedo ver nada.

Sucedió de un modo tan repentino que por un instante creyó que había
anochecido, que de algún modo la luz del sol se había consumido y que
aquella negrura tan absoluta no se debía a su vista. Pero no fue así,
por alguna razón sus ojos se habían quedado ciegos y no era capaz de
encontrar a sus compañeros.
Extendió sus manos para dar con ellos, gritó sus nombres en un par de
ocasiones, pero no obtuvo una respuesta que la satisficiera. Lo volvió a
intentar, esta vez con mayor desesperación, alzando su entonación entre
toda aquella vegetación.

-¿Que haces Melvin? ¿Por qué mueves así la boca?-Pudo escuchar a Scott con una pregunta fuera de lugar.

Tan solo oír su voz Carleen insistió de nuevo con su problema y además
añadió que necesitaba acudir a un hospital. Sin embargo, Scott no
parecía estar atento a sus palabras, seguía obcecado con el extraño
comportamiento de Melvin. Aquel desconcierto insufrible perduró unos
segundos más hasta que finalmente se descubrió lo que estaba ocurriendo.
Al parecer Melvin no podía hablar, sus palabras se trababan en su
garganta como si sus cuerdas vocales hubiesen sido seccionadas. A causa
de esto Scott no le podía escuchar. Necesitó un poco de paciencia para
poder entenderle, al menos hasta que logró leer sus labios.

“Me he quedado mudo. “


No pudo tomarse aquello en serio, comprendió que se trataba de una broma
absurda, sin gracia alguna, así que inmediatamente se giró hacia
Carleen y le comentó lo muy idiota que en ocasiones era su amigo. Lo
delirante de la situación llegó cuando la chica respondió del mismo modo
que Melvin, vocalizando con su boca en un absoluto silencio. En ese
mismo instante Scott observó a su alrededor, inclinó su cabeza hacia un
lado y descubrió la verdadera razón. Se tomó unos segundos para
asimilarlo, pero necesitó bastante tiempo para aceptarlo

-Dios mío, no sois… no sois vosotros.-Balbuceó.-joder, no lo entiendo, no puedo… no puedo escuchar nada.

El corazón de Carleen dio un salto cuando dijo esas palabras. Pudo oír
como las repetía una y otra vez, cada vez con más agonía, estrechando el
límite que daba paso al llanto. A causa de la situación apenas podía
controlar su pulso, ni siquiera sus piernas se mantenían quietas, en
realidad todo su cuerpo temblaba. Necesitaba pensar con rapidez, no
ofuscarse, dar con una solución cuanto antes.
Sin perder el tiempo gritó el nombre del chico que le gustaba, estiró
los brazos buscándole y Melvin respondió agarrándole de la mano. Él
podía escucharla. Una vez a su lado le propuso volver, regresar al
pueblo dónde habían aparcado el coche y una vez allí buscar ayuda. A
causa de su enmudecimiento Melvin no pudo responderle, sin embargo se
las ingenió para hacérselo entender a Scott. Carleen se aferró a su
cuerpo como si su vida dependiera de ello; podía sentir su respiración,
como su corazón palpitaba con velocidad, de algún modo se sentía menos
asustada a su lado.
Estuvieron unos minutos en silencio, mientras Melvin intentaba
explicarse mediante gestos, pero fracasó. Como último recurso se
agachó y se dispuso a escribirlo en el suelo.

-Tenemos… que…volver a… -Dijo Scott leyendo-¡Sí, tenemos que volver al
pueblo! ¡Quizás allí sepan lo que nos ocurre, quizás tengan un remedio
para esto!

Por un momento Carleen recordó la posibilidad de llamar por móvil, pero
desistieron cuando la cobertura resultó ser nula. Con Scott de guía los
tres Universitarios regresaron sobre sus propios pasos. No se habían
distanciado demasiado de las tiendas así que no les sería complicado
encontrar el camino de vuelta.

-Tenemos que darnos prisa, está empezando a oscurecer-Añadió Scott.

Aquella última frase la habría desesperado si se hubiese encontrado en
otras condiciones. De pequeña, cuando sus primos la encerraban en el
cuarto de baño y ella no alcanzaba al interruptor de la luz siempre
acababa llorando. Las cosas no habían cambiado con el tiempo, seguía
temiendo a la oscuridad y por eso estaba aterrorizada. Porque en
realidad, para Carleen, ya había anochecido.

Lo que podrían haber sido unos cinco minutos de trayecto se convirtió en
más de un cuarto de hora, la falta de comunicación entre ellos fue el
principal problema. Melvin guiaba a Carleen sosteniéndola con sus
brazos, evitando que tropezase, mientras Scott les abría el paso entre
la maleza. Ya se encontraban cerca de las tiendas cuando de pronto Scott
se detuvo, al instante Melvin también lo hizo y Carleen, algo confusa,
preguntó por qué no continuaban avanzando. A causa de la falta de oído
Scott no respondió a sus preguntas, tan solo habló cuando creyó
necesario hacerlo.

-Dios mío, decidme que lo habéis visto.-Dijo finalmente.

Melvin era consciente de que su amiga no podía ver nada, que él no podía
decir palabra y que su compañero se había quedado sordo, así que se
limitó a asentir con la cabeza. Carleen se inquietó mucho más cuando
pudo notar la mano de su estimado temblar; algo escalofriante estaba
ocurriendo pero ella era incapaz de verlo.

- ¿Por qué nos hemos parado? ¿Qué habéis visto?
-Carleen, por favor dime que tú también lo ves -Insistió.
-¡Joder Scott, estoy ciega, no puedo ver una mierda! ¡Me estás poniendo nerviosa! ¿¡Qué coño está pasando!?

Melvin se comunicó con su amigo, Carleen supuso que le estaba recordando su problema con la visión.

-Por favor no hables, puede escucharnos.-Susurró.-Hay una mujer… o
quizás es un hombre, no sé lo que es, lleva el pelo largo. Ha sacado
nuestras mochilas fuera, las está removiendo y parece estar buscando
algo.
-¿Un ladrón? ¿Y por qué no le echáis fuera?
-Ahora se ha vuelto a meter dentro de la tienda-Siguió explicando.
-Melvin, escúchame ¿por qué no la ahuyentáis? Pregúntaselo, por favor.
-Lleva algo en las manos, es una… ¡es una hoz! está abriendo las mochilas con eso.
-¿Una hoz?
-Dios mío, Melvin ¿has visto su cara? Es horrible, tiene el rostro deforme.
-Por favor, quiero irme de aquí.-Se acobardó Carleen al imaginarlo.
-Joder, su mandíbula está totalmente desencajada ¿Cómo puede sobrevivir alguien con la cara tan desfigurada?
-Por favor vámonos, tenemos que marcharnos de este maldito sitio.
-Mierda-Dijo de pronto.
-¿¡Qué!? ¿¡Qué pasa!?

Carleen estaba tan angustiada que también había olvidado el estado en el
que se encontraban, seguía esperando una respuesta de alguien que ni
siquiera había podido escuchar su pregunta. Cuando perdió la paciencia
se dispuso a gritarles pero Melvin lo impidió tapándole la boca con la
mano. No necesitó palabras para saber lo que estaba ocurriendo, aquel
simple gesto lo aclaró todo. Aquella mujer que Scott describía podría
haberles divisado en la lejanía, quizás ahora se encontraba mirando
hacia allí, vigilándoles con su rostro decrépito, mientras se llevaba el
arma a sus manos. Fuese cual fuese la realidad el resultado fue igual
de espantoso cuando Scott se giró hacia ellos y gritó:

-¡Viene hacia aquí, viene hacia aquí!

Ya no hubo más tiempo para conjeturas, ni más tiempo de silencio, Melvin
la agarró fuertemente de la mano y estirándola del brazo comenzaron a
correr. Su adrenalina se disparó al sentir sus pasos acelerarse en la
oscuridad, sin posibilidad alguna de prevenir los obstáculos que la
podrían hacer tropezar, con la ciega y total confianza depositada en la
persona que le gustaba. Pudo sentir el viento golpear su cara, como se
filtraba en su cuerpo congelando sus pulmones, como silbaba en sus oídos
mientras descendían por la montaña. Las frondosas zarzas arañaron sus
delicadas piernas, los árboles más bajos estiraron con sus ramas de su
cabello y el persistente barro se encargó del resto.

-¡Melvin!

Sucedió de repente, su pie se introdujo en una zanja en el terreno, con
torpeza perdió el equilibrio, soltó la mano de su amigo, y
consecuentemente salió despedida hacia el vacío. Su cuerpo rodó
pendiente abajo, en su transcurso perdió un zapato y se golpeó la cabeza
contra el suelo. A los pocos metros finalmente se detuvo, ya sin
fuerzas y con un dolor agudo en su cráneo. Mientras intentaba
incorporarse gritó su nombre de nuevo, pero nadie respondió, tan solo el
canto de una lechuza lejana podía escucharse en aquel solemne bosque.
Con ambas manos se agarró al tronco de un árbol cercano y con un
esfuerzo sobrehumano logró ponerse en pie. Abrazada a él finalmente
rompió a llorar, necesitó hacerlo para así calmar sus nervios.

- Melvin, no quiero perderte.-Dijo entre lágrimas.-no me dejes, Melvin por favor, te quiero.

Que él la encontrara era la razón por la que no continuaba huyendo, del
mismo modo que fue su aliciente para asistir a la acampada.
Lamentablemente, y por mucho que preguntara, su estado no le permitía
ver quien se estaba acercando, le era imposible adivinar a quien
pertenecían aquellos pasos.


***

El agente Fuller se sirvió un café en la máquina que tenían instalada en
la oficina, con cuidado vigiló que no rebosase del vaso, mientras con
la otra mano, abrió la puerta de su despacho.
Una vez dentro se dirigió hacia la mesa de trabajo y cogió asiento
frente a ella. La chica en cuestión fue localizada deambulando por las
calles del pueblo aquella misma madrugada. Se encontraba en estado de
shock, totalmente desorientada y con un ataque por la hipotermia. Cuando
le preguntaron de dónde provenía ella respondió –Del bosque- y añadió
que sus amigos aún seguían allí, que estaban en grave peligro. Así fue
como hallaron los cadáveres de los dos jóvenes y así fue cómo, después
de cincuenta años, habían encontrado una pista para resolver los
asesinatos similares que acontecieron en el pasado.

-La encontramos cerca del cuerpo. Te advierto que las imágenes que vas a
ver pueden ser muy desagradables.-Dijo el agente acercándole la
videocámara digital de Scott.-Pero necesitamos que hagas un esfuerzo.

Carleen la cogió con sus temblorosas manos, desplegó la pantalla LCD y
con temor presionó el botón “Play”. El video inició su reproducción.
Mientras lo veía su expresión pasó del miedo al desconcierto, hasta que
su rostro se desencajó totalmente.

-Dios mío.-Balbuceó.

En la pantalla pudo ver desde una perspectiva distinta como aquella nube
de esporas golpeaba su cara, dejándola ciega y asustada. Pero en la
desquiciante grabación también descubrió que sus amigos asumían un papel
muy distinto al que ella recordaba: ambos se hacían señas mientras
fingían estar en problemas.

-Ellos sabían lo que te iba a suceder.-Añadió Fuller.-Sabían que esas
setas provocan una ceguera temporal y te habían llevado expresamente
para gastarte un broma pesada.

Carleen no pudo soportar ni un segundo más la crudeza de aquellas
imágenes. Su corazón dio un salto cuando descubrió que Scott falseaba
con su sordera, sus ojos se humedecieron cuando permitieron que callera
por el precipicio y sus lágrimas se manifestaron cuando pudo ver a
Melvin, riéndose cruelmente, mientras ella lloraba y gritaba “Te
quiero”. No necesitó acabar la cinta para deducir que todo había sido
una gran mentira.

-¿Has visto algo extraño en la grabación? ¿Tienes idea de donde pudieron
ir después de que regresaras hacia el pueblo? Antes de que todo esto
sucediera ¿recueras haber visto algo sospechoso? Por favor, contéstame a
esta última pregunta y ya habremos terminado.

Pero Carleen volvió a responder con un frustrante y rotundo -No-.

El agente Fuller se dejó caer en el respaldo del asiento, dio un sorbo a
la taza de café y desvió su mirada hacia la ventana. A través del
cristal divisó las montañas y se estremeció. De algún modo supo que
aquellos bosques guardaban la respuesta, ocultaban con sus ramas el
secreto, del mismo modo que una leyenda no desea ser descubierta para
así alimentarse del misterio.
Arwenblack
Arwenblack
Ajen@


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chincheta Re: susurros del más allá ... de donde provienen

Mensaje por Ikerj Sáb 04 Ago 2012, 20:58

Que buenooooo, vaya con los dos chicos esos.. no digo mas asi no hago spoiler... muy buen relato Arwen. jajajaa un buen final para ellos..... pensar

Ikerj
Ikerj
Ajen@


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chincheta Re: susurros del más allá ... de donde provienen

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