Tyler, el Árbol de la Luna

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Tyler vivía hace mucho mucho tiempo a orillas de un gran estanque. Tyler era un “ser casi árbol”, ya que tenía aspecto de árbol pero también tenía sentimientos, muy buenos sentimientos, y además podía moverse y desplazarse. Tenía unos hermosos ojos, una gran nariz y una preciosa boca…

Todos los animales del bosque, los gnomos y las hadas eran sus amigos. Tyler era muy bueno y siempre estaba dispuesto a ayudar a todo el que lo necesitaba.

Una noche Tyler vio a la luna reflejada en el estanque y como siempre la había visto en el cielo pensó que se estaba ahogando. Sin dudarlo un
momento se lanzó al agua intentando salvar a la luna, el agua se deshizo en hondas, entre las que flotaban trocitos rotos de la luna.

Tyler se puso muy triste porque pensó que de su gran peso había destrozado la luna, salió del agua y se tumbó a la orilla del estanque. En un momento levantó la vista y vio en el cielo a la luna, allí estaba intacta, entonces Tyler se sintió tranquilo y se durmió…¡Había salvado a la luna!

Cuando se despertó, le daba mucho miedo que la luna volviese a caer al agua y decidió no apartarse del estanque. Durante toda la noche
vigilaba para que la desgracia no volviese a suceder y por el día se dormía rendido al borde del estanque.

Pasaron muchos días y muchas noches y Tyler nunca más se movió de la orilla del agua. Entonces sus raíces empezaron a penetrar en la tierra,
las ramas se le cubrieron de hojas que crecían sin parar, doblándose y cayendo hacia el agua.

Tyler se convirtió en un árbol de ramas colgantes, que vigilaba continuamente, desde la orilla, los baños de la luna en el estanque…