Regimiento de Cazadores de Alcantara 14º In Memoriam
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Regimiento de Cazadores de Alcantara 14º In Memoriam
Regimiento de Cazadores de Alcantara 14º In Memoriam
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"HOEC NUBILA TOLLUNT OBSTANTIA SICUT SOL"
(Cabalga como el sol, disipando las nubes a su paso)
Breve reseña histórica del Regimiento Alcántara
En la actualidad, esta unidad lleva el nombre de "Regimiento de Caballería Acorazado "Alcántara" nº 10", y pertenece a la Brigada de Caballería “Castillejos” II (que desciende del llamado “Trozo de Milán”, creado en esa ciudad italiana el 4 de Abril de 1661).
NOTA: "Trozo" es el nombre que se daba a las unidades tácticas de Caballería en los siglos XVI y XVII, al igual que los Tercios eran las de Infantería. En el siglo XVIII, tanto las anteriores como las de artillería se organizaron en Regimientos. El nombre de "trozo" aún se utiliza en la Infantería de Marina.
El Regimiento Alcántar tuvo su origen en el 19 de Febrero de 1656, con el nombre de "TROZO DE NESTIEN", llamado así por ser éste su primer Maestre de Campo. Quedó establecido en el Estado de Bruselas.
En 1696 se estacionó en Cataluña. En (con el nombre de Regto. da Caballería Cecile, por su coronel D. Alejandro Cecile) pasó a Lombardía (italia), destacando en las batallas de Luzara, San Sebastiano y Monte-Deuzo.
En 1706 vuelve a los paises Bajos, para reforzar las Unidades españolas de defensa, interviniendo en las últimas acciones españolas en este territorio, como la reconquista de Brujas.
En 1710, España comienza la evacuación de Flandes. El Regimiento llega a Cataluña y Aragón y termina en Extremadura, en donde recibe hombres y caballos.
En 1714 vuelve a Cataluña, interviniendo en las últimas acciones finales de la guerra de SUcesión.
En 1718, recibe el nombre de "alcántara", nº 7, como consecuencia de la sigueinte Real Ordenanza de 10 de Febrero:
"Don Felipe V,... por cuanto por Ordenanza de 28 de Febrero de 1.707 establecí los nombres perpetuos que habían de tener mis Regimientos.... ; y conviniendo a Mi servicio, que se restablezca esta regla y sea general para todos los Cuerpos de Infantería, Caballería y Dragones que me sirven en mis dominios de Europa y África, sin que los referidos nombres se varíen, aunque se muden los Coroneles, ni por otros motivos; he resuelto, que todos los Regimientos que se incluyen en esta Ordenanza se nombren perpetuamente en adelante en la conformidad que se sigue: Coronel Alejandro Cecile, Nombre que tenía “Cecile”, Nombre definitivo “Alcántara", siendo su número el 7º”.
En 1733 vuelve a Italai, a Toscana, formando parte del ejército del Conde de Montemar. se acantona en Florencia e interviene en varias acciones. En 1738, se traslada a Tarento, y en 1740 regresa a España. Reside primero en Fuente de Cantos (Badajoz), y después en Zamora.
En 1762 toma parte en la ocupación de Braganza y Almeida, en la campaña de Portugal.
En 1769 se le fusiona el Regimiento de Caballería Brabante. En 1786 está acantonado en las plazas de Loja y Alcalá la Mayor (distrito de Granada). Después pasa a Extremadura.
En 1793 forma parte del Ejército del Rosellón que, bajo el mando del general Ricardos, invade Francia, iniciándose la guerra de la Convención. El Regimiento interviene en el ataque de Treserres.
En 1797, después de finalizar la guerra anterior, se le destina al Puerto de Santa María (Cádiz) para proteger de los intentos de desembarco ingleses. En 1800 vuelve a Extremadura, estableciéndose en Badajoz y Olivença. En 1805 vuelve a Cádiz, acantonándose en San Roque, Tarifa y Ronda.
En 1808 forma parte del Ejército del General Castaños. Durante la guerra interviene en la defensa de Somosierra conta Napoleón, y en otras acciones posteriores. En 1.812 defiende la Plaza de Valencia. Después, se traslada a Murcia.
Después figura de guarnición en Sevilla y otras plazas de Andalucía, Extremadura y Castilla la Nueva.
En 1851 pasa a denominarse "Regimiento 16º de Lanceros". Pasa por las plazas de Alcalá de Henares, Vicálvaro, Sevilla, Alcalá de Henares (otra vez) y Madrid (presta servicio en el Real Palacio y en la plaza).
En 1860 está en Puerto de Santa María. Después, en Ciudad Real, Madrid (dejando un escuadrón en Almagro), Alcalá de Henares, Madrid (cuartel Conde Duque), Vitoria, Zaragoza, Barcelona (cuartel de Atarazanas).
Entre 1872 y 1876 interviene en muchas operaciones de la tercera guerra carlista, y en la última batalla (la de Peña Plata). Después, pasa a la plaza de Lérida y vuelve a Barcelona (con destacamentos en Gerona, Figueras y Villanueva y Geltrú, y, posteriormente, también a Olot).
En 1895, una unidad expedicionaria se incorpora a los Regimientos de Talavera, Tetuán y Treviño para marchar a Cuba. En 1896 se incorpora un escuadrón completo como escuadrón expedicionario, y en 1898 una pequeña unidad se incorpora al nuevo Regimiento de Caballería bayona nº 33, destinado a Cuba.
En 1899 se acantona en Valencia.
En 1911 se traslada, como regimiento expedicionario, a Melilla (zonas de ZELUAN, RIO KERT Y ZAIO). Interviene en numerosas acciones de la Campaña de Kert, destacando la de RAS-EL-MEDUA.
En 1912 participa en la ocupación de Monte Arruit. Y en 1913-14, en numerosas operaciones. Sus escuadrones cambian de ubicación en función del desarrollo de la guerra. Desde 1912, su residencia está en Melilla, junto a otro regimientod e Caballería: el "Taxdirt".
En 1920, interviene en la ocupación de CHEIF y Tafersit (entre otras).
En 1921 (como ya se ha descrito) participa en Annual y desaparece como unidad. Con sus restos y algunos refuerzos, se crea un "Escuadrón Provisional", que se estaciona el día 24 (el siguiente al desastre) en ZELUAN y MONTE ARRUIT. La defensa de la primera de estas posiciones termina el 3 de Agosto con la muerte de prácticamente la totalidad de las fuerzas defensoras. La defensa de la segunda se prolonga hasta el 9 de Agosto, en que se rinden y son masacrados al salir de la posición. De toda la guarnición se salvaron sólo 600 hombres que fueron hechos prisioneros.
En Agosto de 1921 aún quedaba el Escuadrón de Destinos del regimiento, que estaba en Melilla. Tomó parte en la defensa de la ciudad.
A finales de Agosto se incorpora el Coronel D. Emilio Fernández como nuevo jefe del Regimiento: Durante Septiembre se reciben nuevos hombres y caballos que permiten organizar dos Escuadrones. El regimiento vuelve a existir, y participa en las operaciones de reconquista.
En 1922 ya dispone de personal suficiente para organizar cinco Escuadrones y el de Ametralladoras, destacándose a distintos puntos del territorio.
En 1924 el Regimiento está acantonado en DAR-DRIUSS (ya reconquistada), pero mantiene dos escuadrones en Melilla: uno de Armas, y otro de Destinos. HAsta el final de la guerra (1926), el Regimiento realiza operaciones de escolta y seguridad de convoyes y protección de columnas.
En 1927 se dan de baja los Regimientos de Caballería “Vitoria 28” y “Taxdirt 29”, quedando únicamente el “Alcántara 14”, organizado con una Plana mayor y un Grupo en Ceuta, otro Grupo en Melilla, y un tercero en Larache.
En 1930, a este regimiento se incorpora el "Villarrobledo 23”, que deja de existir. Pasa de guarnición a Badajoz.
En 1931 se disuelve el Regimiento. Sus efectivos pasan a formar parte del llamado Grupo de Auto-ametralladoras cañón.
En 1944 se reorganiza sobre la base del Regimiento de Caballería Mecanizado Nº 19, y recupera su nombre, ahora en la forma de “Regimiento Dragones de Alcántara Nº 15”. Recoge el historial del Regimiento “Cazadores de Vitoria”, y queda de guarnición en Melilla.
En 1958, como consecuencia de la independencia de Marruecos, se disuelven los tábores de Regulares de Caballería 1 y 2, y su historial pasa al Alcántara, que recibe un nuevo nombre: Regimiento de “Cazadores de Alcántara Nº 15”.
En 1959 se traslada a Jaén, tomando el nombre de “Agrupación Blindada Alcántara Nº 15 de Caballería”.
En 1963, toma el nombre de Regimiento de “Caballería Blindado Alcántara Nº 15”.
En 1966, el Grupo Ligero Blindado de Caballería II, de guarnición en Melilla se transforma en el “Regimiento Ligero Acorazado de Caballería Alcántara Nº 10”.
En 1974, pasa a llamarse "Regimiento de Caballería Acorazado Alcántara Nº 10” (que mantiene hasta el presente).
En 1991 recibe la Medalla de Oro de la Ciudad de Melilla, en reconocimiento a su entrega heroica en los sucesos de 1.921, y por la labor humanitaria prestada por el mismo en las inundaciones de 1.985.
En 1994 su acuartelamiento, conocido como "Hipódromo", pasa a denominarse "Teniente Coronel Fernando Primo de Rivera"
En 1999 el Regimiento se hermana con la Orden de Alcántara en un acto celebrado en el pueblo del mismo nombre.
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"HOEC NUBILA TOLLUNT OBSTANTIA SICUT SOL"
(Cabalga como el sol, disipando las nubes a su paso)
Breve reseña histórica del Regimiento Alcántara
En la actualidad, esta unidad lleva el nombre de "Regimiento de Caballería Acorazado "Alcántara" nº 10", y pertenece a la Brigada de Caballería “Castillejos” II (que desciende del llamado “Trozo de Milán”, creado en esa ciudad italiana el 4 de Abril de 1661).
NOTA: "Trozo" es el nombre que se daba a las unidades tácticas de Caballería en los siglos XVI y XVII, al igual que los Tercios eran las de Infantería. En el siglo XVIII, tanto las anteriores como las de artillería se organizaron en Regimientos. El nombre de "trozo" aún se utiliza en la Infantería de Marina.
El Regimiento Alcántar tuvo su origen en el 19 de Febrero de 1656, con el nombre de "TROZO DE NESTIEN", llamado así por ser éste su primer Maestre de Campo. Quedó establecido en el Estado de Bruselas.
En 1696 se estacionó en Cataluña. En (con el nombre de Regto. da Caballería Cecile, por su coronel D. Alejandro Cecile) pasó a Lombardía (italia), destacando en las batallas de Luzara, San Sebastiano y Monte-Deuzo.
En 1706 vuelve a los paises Bajos, para reforzar las Unidades españolas de defensa, interviniendo en las últimas acciones españolas en este territorio, como la reconquista de Brujas.
En 1710, España comienza la evacuación de Flandes. El Regimiento llega a Cataluña y Aragón y termina en Extremadura, en donde recibe hombres y caballos.
En 1714 vuelve a Cataluña, interviniendo en las últimas acciones finales de la guerra de SUcesión.
En 1718, recibe el nombre de "alcántara", nº 7, como consecuencia de la sigueinte Real Ordenanza de 10 de Febrero:
"Don Felipe V,... por cuanto por Ordenanza de 28 de Febrero de 1.707 establecí los nombres perpetuos que habían de tener mis Regimientos.... ; y conviniendo a Mi servicio, que se restablezca esta regla y sea general para todos los Cuerpos de Infantería, Caballería y Dragones que me sirven en mis dominios de Europa y África, sin que los referidos nombres se varíen, aunque se muden los Coroneles, ni por otros motivos; he resuelto, que todos los Regimientos que se incluyen en esta Ordenanza se nombren perpetuamente en adelante en la conformidad que se sigue: Coronel Alejandro Cecile, Nombre que tenía “Cecile”, Nombre definitivo “Alcántara", siendo su número el 7º”.
En 1733 vuelve a Italai, a Toscana, formando parte del ejército del Conde de Montemar. se acantona en Florencia e interviene en varias acciones. En 1738, se traslada a Tarento, y en 1740 regresa a España. Reside primero en Fuente de Cantos (Badajoz), y después en Zamora.
En 1762 toma parte en la ocupación de Braganza y Almeida, en la campaña de Portugal.
En 1769 se le fusiona el Regimiento de Caballería Brabante. En 1786 está acantonado en las plazas de Loja y Alcalá la Mayor (distrito de Granada). Después pasa a Extremadura.
En 1793 forma parte del Ejército del Rosellón que, bajo el mando del general Ricardos, invade Francia, iniciándose la guerra de la Convención. El Regimiento interviene en el ataque de Treserres.
En 1797, después de finalizar la guerra anterior, se le destina al Puerto de Santa María (Cádiz) para proteger de los intentos de desembarco ingleses. En 1800 vuelve a Extremadura, estableciéndose en Badajoz y Olivença. En 1805 vuelve a Cádiz, acantonándose en San Roque, Tarifa y Ronda.
En 1808 forma parte del Ejército del General Castaños. Durante la guerra interviene en la defensa de Somosierra conta Napoleón, y en otras acciones posteriores. En 1.812 defiende la Plaza de Valencia. Después, se traslada a Murcia.
Después figura de guarnición en Sevilla y otras plazas de Andalucía, Extremadura y Castilla la Nueva.
En 1851 pasa a denominarse "Regimiento 16º de Lanceros". Pasa por las plazas de Alcalá de Henares, Vicálvaro, Sevilla, Alcalá de Henares (otra vez) y Madrid (presta servicio en el Real Palacio y en la plaza).
En 1860 está en Puerto de Santa María. Después, en Ciudad Real, Madrid (dejando un escuadrón en Almagro), Alcalá de Henares, Madrid (cuartel Conde Duque), Vitoria, Zaragoza, Barcelona (cuartel de Atarazanas).
Entre 1872 y 1876 interviene en muchas operaciones de la tercera guerra carlista, y en la última batalla (la de Peña Plata). Después, pasa a la plaza de Lérida y vuelve a Barcelona (con destacamentos en Gerona, Figueras y Villanueva y Geltrú, y, posteriormente, también a Olot).
En 1895, una unidad expedicionaria se incorpora a los Regimientos de Talavera, Tetuán y Treviño para marchar a Cuba. En 1896 se incorpora un escuadrón completo como escuadrón expedicionario, y en 1898 una pequeña unidad se incorpora al nuevo Regimiento de Caballería bayona nº 33, destinado a Cuba.
En 1899 se acantona en Valencia.
En 1911 se traslada, como regimiento expedicionario, a Melilla (zonas de ZELUAN, RIO KERT Y ZAIO). Interviene en numerosas acciones de la Campaña de Kert, destacando la de RAS-EL-MEDUA.
En 1912 participa en la ocupación de Monte Arruit. Y en 1913-14, en numerosas operaciones. Sus escuadrones cambian de ubicación en función del desarrollo de la guerra. Desde 1912, su residencia está en Melilla, junto a otro regimientod e Caballería: el "Taxdirt".
En 1920, interviene en la ocupación de CHEIF y Tafersit (entre otras).
En 1921 (como ya se ha descrito) participa en Annual y desaparece como unidad. Con sus restos y algunos refuerzos, se crea un "Escuadrón Provisional", que se estaciona el día 24 (el siguiente al desastre) en ZELUAN y MONTE ARRUIT. La defensa de la primera de estas posiciones termina el 3 de Agosto con la muerte de prácticamente la totalidad de las fuerzas defensoras. La defensa de la segunda se prolonga hasta el 9 de Agosto, en que se rinden y son masacrados al salir de la posición. De toda la guarnición se salvaron sólo 600 hombres que fueron hechos prisioneros.
En Agosto de 1921 aún quedaba el Escuadrón de Destinos del regimiento, que estaba en Melilla. Tomó parte en la defensa de la ciudad.
A finales de Agosto se incorpora el Coronel D. Emilio Fernández como nuevo jefe del Regimiento: Durante Septiembre se reciben nuevos hombres y caballos que permiten organizar dos Escuadrones. El regimiento vuelve a existir, y participa en las operaciones de reconquista.
En 1922 ya dispone de personal suficiente para organizar cinco Escuadrones y el de Ametralladoras, destacándose a distintos puntos del territorio.
En 1924 el Regimiento está acantonado en DAR-DRIUSS (ya reconquistada), pero mantiene dos escuadrones en Melilla: uno de Armas, y otro de Destinos. HAsta el final de la guerra (1926), el Regimiento realiza operaciones de escolta y seguridad de convoyes y protección de columnas.
En 1927 se dan de baja los Regimientos de Caballería “Vitoria 28” y “Taxdirt 29”, quedando únicamente el “Alcántara 14”, organizado con una Plana mayor y un Grupo en Ceuta, otro Grupo en Melilla, y un tercero en Larache.
En 1930, a este regimiento se incorpora el "Villarrobledo 23”, que deja de existir. Pasa de guarnición a Badajoz.
En 1931 se disuelve el Regimiento. Sus efectivos pasan a formar parte del llamado Grupo de Auto-ametralladoras cañón.
En 1944 se reorganiza sobre la base del Regimiento de Caballería Mecanizado Nº 19, y recupera su nombre, ahora en la forma de “Regimiento Dragones de Alcántara Nº 15”. Recoge el historial del Regimiento “Cazadores de Vitoria”, y queda de guarnición en Melilla.
En 1958, como consecuencia de la independencia de Marruecos, se disuelven los tábores de Regulares de Caballería 1 y 2, y su historial pasa al Alcántara, que recibe un nuevo nombre: Regimiento de “Cazadores de Alcántara Nº 15”.
En 1959 se traslada a Jaén, tomando el nombre de “Agrupación Blindada Alcántara Nº 15 de Caballería”.
En 1963, toma el nombre de Regimiento de “Caballería Blindado Alcántara Nº 15”.
En 1966, el Grupo Ligero Blindado de Caballería II, de guarnición en Melilla se transforma en el “Regimiento Ligero Acorazado de Caballería Alcántara Nº 10”.
En 1974, pasa a llamarse "Regimiento de Caballería Acorazado Alcántara Nº 10” (que mantiene hasta el presente).
En 1991 recibe la Medalla de Oro de la Ciudad de Melilla, en reconocimiento a su entrega heroica en los sucesos de 1.921, y por la labor humanitaria prestada por el mismo en las inundaciones de 1.985.
En 1994 su acuartelamiento, conocido como "Hipódromo", pasa a denominarse "Teniente Coronel Fernando Primo de Rivera"
En 1999 el Regimiento se hermana con la Orden de Alcántara en un acto celebrado en el pueblo del mismo nombre.
Ikerj
Re: Regimiento de Cazadores de Alcantara 14º In Memoriam
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Himno de Caballeria Española
Caballero español
centauro legendario
jinete valeroso
y temerario.
Tu deber y tu honor
te lleva al sacrificio
acepta con orgullo
este servicio.
Ataca con valor,
a caballo eres fuerte,
y lucha cuerpo a cuerpo con la muerte,
que si mueres de Dios
recibirás la gloria
y los clarines
cantarán Victoria.
Brigada heroica,
la Patria espera
que tus jinetes
defiendan su Bandera.
Sables bizarros,
bravos lanceros
que en el combate
lucháis tercos y fieros.
Vais a la muerte
con alegría
con el galope
de la Caballería
Un grito pone
fin a la hazaña,
con nuestro lema:
"Santiago y cierra España".
Himno de Caballeria Española
Caballero español
centauro legendario
jinete valeroso
y temerario.
Tu deber y tu honor
te lleva al sacrificio
acepta con orgullo
este servicio.
Ataca con valor,
a caballo eres fuerte,
y lucha cuerpo a cuerpo con la muerte,
que si mueres de Dios
recibirás la gloria
y los clarines
cantarán Victoria.
Brigada heroica,
la Patria espera
que tus jinetes
defiendan su Bandera.
Sables bizarros,
bravos lanceros
que en el combate
lucháis tercos y fieros.
Vais a la muerte
con alegría
con el galope
de la Caballería
Un grito pone
fin a la hazaña,
con nuestro lema:
"Santiago y cierra España".
Ikerj
Re: Regimiento de Cazadores de Alcantara 14º In Memoriam
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En honor a su heroismo en 1921, el escultor Benlliure creó un grupo escultórico bellísimo, que figura en el paseo Zorrila de Valladolid,
frente a la fachada principal de la Academia de Caballería, y frente a los jardines de Campo Grande.
"Por supuesto que en medio de este horror hubo también innumerables casos de increíble heroísmo. Como los 690 jinetes del regimiento de Alcántara, por ejemplo, que cargaron una y otra vez contra el enemigo para proteger la retirada de las tropas.
La última carga la hicieron al paso, porque ya ni caballos ni jinetes tenían fuerzas para nada más. Cayó el 90 por 100 del regimiento, el mayor porcentaje de bajas que jamás ha tenido una unidad de Caballería europea; cuando el ejército español reconquistó el Rif encontraron los cadáveres del regimiento de Alcántara tal y como murieron, aún en formación de combate."
Ikerj
Re: Regimiento de Cazadores de Alcantara 14º In Memoriam
La hazaña del Alcántara
LA MUERTE HEROICA DE UN EDUCANDO DE BANDA
Artículo publicado en 16/9/2007, y escrito en Junio de 2006
DEDICATORIA: A los gloriosos jinetes del Regimiento de Caballería “ALCÁNTARA” Nº14 (Veterinarios y Educandos incluidos), que en la tarde del 23 de Julio de 1921, ofrendaron su vida a la Patria, al cumplirse el LXXXV Aniversario de su heroico y sublime sacrificio.
La monjita que acompañaba al muchacho, en uno de los primeros días de Enero de 1921, hasta el acuartelamiento del Regimiento de Caballería “Cazadores de Alcántara” Nº 14, era la misma que catorce años atrás se encontraba de guardia junto al torno del hospicio donde era depositado un niño en un cesto de mimbre y con una nota escrita a lápiz donde con cierta dificultad podía leerse: “Este niño no ha sido bautizado, cuiden de él por amor de Dios y hagan que el día de mañana sea un hombre honrado y de provecho”.
Durante el trayecto, la monja iba recordando esa fria noche de Enero de 1907, cuando, medio adormilada en su guardia, creyó sentir el tintineo de la campanita, producido por el desplazamiento circular del torno al girar sobre sus goznes, así como los pasos presurosos al alejarse, de la persona que había depositado en él la cesta con el niño en su interior.
Y este era el muchacho, todavía un niño, que educado por la comunidad religiosa del benéfico centro durante sus primeros 14 años, camina hoy a su lado con cierta tristeza reflejada en sus ojos, al tener que abandonar el centro donde se crió, pero con la alegría que le producía el saber que, si todo iba bien, ese mismo día podría vestir el honroso uniforme de la Caballería Española; ya que desde meses atrás y esperando tener cumplida la edad reglamentaria, había venido manifestando su deseo de “sentar plaza” como educando de banda para luego seguir la honrosa carrera de las armas y poder alcanzar con su esfuerzo y estudio los nobles y honrados galones de Suboficial Maestro de Banda del Arma de Caballería. Empleo éste, que ya habían alcanzado varios de sus más antiguos compañeros del hospicio, para honra, satisfacción y estímulo de esta noble, caritativa y benéfica Institución.
No hubo problema alguno en la filiación del muchacho. El Coronel prometió a la monjita que podía marcharse tranquila, ya que desde ese momento el chico quedaba bajo su protección y al amparo del glorioso Estandarte del Regimiento. Reconocido por el capitán médico y declarado “útil y apto” para el servicio de las armas, el chico fue filiado como “Educando de Banda” voluntario, por un período de cuatro años y “sin opción a premio”. En el mismo acto, el Sr. Coronel ordenó al Suboficial Maestro de Banda del Regimiento que se hiciera cargo del nuevo educando, al que iniciaría en la enseñanza de los toques de clarín y de trompeta reglamentarios en la Caballería y de cuyos progresos le tuviese puntualmente informado. Esto, sin menoscabo de la asistencia del muchacho a las Academias Regimentales para que siguiera progresando en el noble arte de la escritura, la lectura y las cuatro reglas fundamentales de la aritmética. Ordena finalmente el Coronel al Subayudante, que por la sastrería del Cuerpo se le confeccione un uniforme de paseo al nuevo educando adecuado a su edad y estatura.
Han transcurrido ya seis meses desde aquél día y ahora estamos en el mes de Julio del citado año 1921. El Regimiento de Cazadores de Alcántara se encuentra destacado, en misiones de campaña, en las desérticas llanuras de Annual, Zona Oriental del Protectorado de España en el Norte de África. Durante los días 21 y 22 del citado mes de Julio –días tristísimos para la Patria- se ha producido el derrumbamiento de la Comandancia General de Melilla, y la propia plaza de Soberanía española ha estado a punto de caer bajo las hordas rifeñas, sublevadas contra España por el cabecilla Abd-el-Krim.
De la Península, acuden en socorro de la plaza melillense varios batallones de Infantería y con la mayor urgencia se trasladan también hasta Melilla, desde la Zona Occidental del Protectorado, los Regulares de González Tablas y el TERCIO DE EXTRANJEROS al mando de su jefe, el Teniente Coronel Don José Millán Terreros (conocido, en el futuro, como Millán Astray).
En Annual nuestras tropas han sido masacradas por las cábilas de harqueños declarados en rebeldía, y la desesperación, el pánico y el desaliento han cundido entre nuestros soldados y han llevado a la deserción de la mayor parte de unidades indígenas que servían bajo nuestra bandera. El Comandante General de Melilla, Don Manuel Fernández Silvestre ha muerto, al parecer disparando su pistola contra el enemigo, aunque su cadáver nunca fue encontrado . Esforzándose en impedir esta insólita desbandada han caído con honor los coroneles Manella y Morales, encuadrados ambos a las órdenes directas del Comandante General. La palabra “Desastre”, en esta ocasión, reviste con toda intensidad su cruda acepción terminológica.
El General de Brigada de Caballería Don Felipe Navarro y Ceballos-Escalera, 2º Jefe de la Comandancia General, asume el mando y concentra las dispersas tropas en Dar Drius, para intentar desde allí la retirada a las sucesivas posiciones de El Batel y Tistutin (donde comienza el ferrocarril minero que facilitará la evacuación de heridos y enfermos hasta Melilla), para enlazar posteriormente con Monte Arruit y esperar allí, en posición defensiva, la llegada de refuerzos urgentemente solicitados.
A las tres de la tarde del día 23 de Julio, el General Navarro ordena la retirada hacia la posición de“El Batel”, si bien preocupado sobremanera por el bajo estado moral de las tropas con el consiguiente detrimento de la disciplina. De la protección de la columna encarga al Regimiento de Caballería “ALCÁNTARA” Nº 14, que tras la muerte heroica de su coronel Don Francisco Manella Corrales, ha tomado el mando el Teniente Coronel Don Fernando Primo de Rivera y Orbaneja, ilustre jefe del Arma de Caballería, Profesor de Equitación Militar y hermano menor del Teniente General de sus mismos apellidos.
Don Fernando sabe que la papeleta que le ha encargado el general es de difícil solución. En una palabra, el cumplimiento de la misión implica que el Regimiento se ha de sacrificar, si preciso fuere, en beneficio del resto de sus compañeros de armas. En el Regimiento, a nadie se le oculta la gravedad de la misión encomendada.
Puesta en marcha la columna, escoltada por los escuadrones del “Alcántara”, nuestras tropas avanzan sin novedad, si bien y a poco de comenzar el avance ya tiene el Regimiento que dar su primera carga, pues un pequeño convoy, con los heridos mas graves, estaba siendo atacado por los harqueños. El teniente coronel manda cargar a uno de sus escuadrones, haciendo replegarse al enemigo y consiguiendo que el convoy se abra paso y llegue sin novedad a Melilla.
Sobre las cuatro de la tarde, y tras una hora de marcha , la columna logra alcanzar el cauce del Rio Igán, que en este mes de Julio baja completamente seco. Allí han tendido los moros una emboscada a la columna y de improviso el fuego rifeño se hace patente desde los montes y laderas cercanas. El enemigo, muy superior en número y crecido por la victoria sobre nuestras tropas en Abarrán, Igueriben y Annual, ataca decidido sobre nuestros desmoralizados efectivos.
El Teniente Coronel Primo de Rivera sabe que ha llegado la hora del sacrificio. El Regimiento entero sucumbirá, si es necesario, para que la columna pueda progresar hasta alcanzar “El Batel”. Reagrupado el Regimiento, el teniente coronel manda que los escuadrones formen en “línea de a cuatro” para acto seguido, con su voz fuerte y bien timbrada, arengar a sus soldados:
“Ha llegado para nosotros la hora del sacrificio. Que cada cual cumpla con su deber. Si no lo hacéis, vuestras madres, vuestras novias, todas las mujeres españolas dirán que somos unos cobardes. Vamos a demostrar que no lo somos”.
El joven educando de nuestra historia que habíamos dejado recién filiado el día de su ingreso en el Regimiento, pese a su juventud y al corto tiempo que lleva en el mismo, actúa ya como “trompeta o clarín de órdenes”, y ocupa su puesto en formación “a dos largos de caballo y a la izquierda” del que monta el jefe, esperando con el clarín pegado a los labios la orden de este para dar los toque reglamentarios. Intuyendo que hoy va a ser un día de gloria para el Regimiento, ha adornado su clarín de mando con vestiduras de gala, figurando en su anverso bellamente bordadas las armas de la Caballería y en el reverso, sobre fondo blanco la Cruz flordelisada de la Orden de Alcántara, bordada en verde, que da nombre al Regimiento.
El Teniente Coronel lo mira fijamente y compadecido quizás por su extrema juventud, le ordena retirarse a retaguardia junto al resto de la banda, pues no lo necesita, le dice, toda vez que mandará el Regimiento “a la voz”. El joven trompetilla hace como que obedece y simula retirarse, pero en su mente resuena aún con fuerza la fórmula de su reciente juramento al Estandarte, en lo que dice de “Obedecer y respetar siempre a vuestros jefes, no abandonarles nunca...”. Y si había jurado esto ¿cómo iba él a “abandonar” a su Teniente Coronel en estos momentos de peligro?. Jamás lo haría, sino podía combatir como educando lo haría como soldado, pues ya dejó de ser un niño el día que vistió el honroso uniforme de la Caballería.
Puesto el Regimiento al paso, el Teniente Coronel desenvaina y a la voz ordena a sus escuadrones: “¡Saquen... Sables!”, y los sables de los jinetes del “Alcántara” brillan refulgentes cual rayos cegadores al salir de sus vainas, mientras golpean con sus espuelas los ijares de sus caballos para pasar “al trote” y alcanzar poco después el galope. De nuevo suena potente la voz del Teniente Coronel Primo de Rivera ordenando: “¡Para cargar!”. Y acto seguido da la voz ejecutiva: “¡Carguen! ¡VIVA ESPAÑA!”.
Como un alud impetuoso la masa de jinetes arremete contra los harqueños recibiendo al descrestar un nutrido fuego de fusilería, que hace aumentar el galope hasta convertirse en un huracán desenfrenado. El combate adquiere una fiereza descomunal. Las cargas se suceden, pero el enemigo es muy superior en número y además domina perfectamente el medio y conoce palmo a palmo el terreno en que combate. Las bajas en los escuadrones empiezan a ser muy numerosas. Nuestro trompetilla de órdenes, con el clarín colgado a la espalda, clava las espuelas a su caballo y combatiendo como soldado, su sable, al que su débil brazo le cuesta trabajo sostener, se abate terrible buscando una y otra vez el cuerpo del enemigo.
Pero ahora, un golpe seco en el pecho seguido de un fuerte dolor junto al corazón, le hacen tambalearse en el caballo al haber sido alcanzado por una bala rifeña . Derribado al fin, la vista se le nubla y a su mente acude la imagen de una bella mujer que le sonríe y le llama con cariño a su lado. La dama que así se le presenta en su mente febril no es otra que su madre a quien nunca conoció. Después la oscuridad, el vacío, la nada. El joven educando había dejado de existir. De su cuello aún pende su clarín engalanado, salpicado ahora por la sangre tan generosamente derramada.
A estas alturas del combate, el Regimiento ha sufrido un gran quebranto (también las bajas de los rifeños son muy numerosas). Exhaustos jinetes y caballos por las cargas que llevan dadas, el tormento de la sed se hace insoportable. Una oscura costra formada por el polvo y el sudor surcaba el curtido rostro de los jinetes de Alcántara, denotando bien a las claras las varias horas de feroz refriega soportadas bajo el ardiente sol africano.
El desánimo parece que empieza a cundir entre los soldados. Y es en estos momentos de suprema angustia, cuando el Teniente Coronel Primo de Rivera, erguido majestuosamente sobre su caballo “Vendimiar”, un magnífico ejemplar español “pura sangre”, que el ilustre jefe maneja con singular maestría, arenga de nuevo a sus soldados y les pide un postrer sacrificio: el Regimiento va a dar su última carga (la octava); si bien, y dado el grado de extenuación de jinetes y caballos, se va a producir un hecho histórico en los anales de la Caballería. El Regimiento, altamente disminuido por el gran número de bajas, va a dar esta última carga con los caballos ¡al paso!.
En la extrema retaguardia se encuentra formada a caballo la banda Regimental integrada por 13 jovencísimos “Educandos de Trompeta” – de los que ya hay que deducir la baja del trompetilla de nuestra historia tan gloriosamente caído- , y al mando del Suboficial Maestro de Banda del Regimiento. Se encuentran también formados en retaguardia los tres Oficiales Veterinarios junto al Capellán y al Teniente Médico. Enfrascado el “pater” en reconfortar espiritualmente a los soldados moribundos, y esforzándose el médico en curar a los heridos y aliviar sus sufrimientos; todo ello bajo el fuego enemigo y con los precarios medios clínicos de que dispone.
Enardecidos por la vibrante arenga de su Teniente Coronel, los escuadrones de “Alcántara” vuelven de nuevo sobre los moros, pero – como se ha dicho- a estas alturas del combate, las fuerzas van faltando y los caballos apenas si responden a las espuelas de sus jinetes. Carga por última vez “al paso” el Regimiento, adentrándose con brío entre las zarzas y parapetos de los rifeños y bajo una lluvia de encendidas balas. Muchos de los jinetes caen derribados en tierra y aún se defienden, sable en mano, del enemigo que les rodea.
Atentos a la arenga del Jefe del Regimiento, y expectantes ante el cariz que está tomando la desigual pelea, los tres Alféreces Veterinarios (Veterinarios Terceros en la denominación oficial) saben que ha llegado también para ellos la hora del sacrificio. Pese a ser “Oficiales Facultativos” (sin mando de armas) tienen profundamente arraigado el sentimiento de que, por encima de todo, son Oficiales del Regimiento de “Alcántara”, que en esta tarde del 23 de Julio, y en estos momentos de gravísimo peligro para su Regimiento, van a intentar conciliar lo aprendido en sus respectivas Facultades de Veterinaria con la asignatura sublime del amor a España, representada en la defensa del glorioso Estandarte del Regimiento; y así, transformados en un momento en Oficiales de Caballería, intentan cubrir las numerosas bajas de sus compañeros del Arma, cargando con brío contra las posiciones rifeñas.
Esa tarde, el Cuerpo de Veterinaria Militar se cubrió de gloria merced al valor y al arrojo de tres de sus mas modestos representantes: Los Alféreces DON JUAN MONTERO MONTERO, DON VIDAL PLATÓN BUENO Y DON EDUARDO CABALLERO MORALES, ofrendando estos dos últimos su vida a la Patria al morir heroicamente en la acción de tan señalado día (tan sólo unos días mas tarde, y en la heroica defensa de Zeluán, encontraron también gloriosa muerte los Oficiales Veterinarios Don Enrique Ortiz de Landázuri, Don Luis del Valle Cuevas y Don Tomás López Sánchez; ¡GLORIA Y HONOR PARA ELLOS¡).
Al fin los esfuerzos de Primo de Rivera y el brío y el tesón puesto de manifiesto por los bravos soldados y oficiales de “ALCÁNTARA” se ven culminados con el éxito. Duramente quebrantados los rifeños por el férreo castigo infligido por nuestros soldados que en impetuosa carga han irrumpido de nuevo entre sus filas, les obliga a ceder ante el terreno replegándose.
Cumplida la misión, cuando ya las sombras de la noche se han hecho patentes sobre el límpido cielo africano, los escuadrones se van incorporando poco a poco hacia la posición de “El Batel” -muchos de los extenuados soldados marchan a pie, llevando de la brida a su no menos extenuado caballo- donde ya la columna del General Navarro había logrado alcanzar la posición a costa, eso sí, de la casi total destrucción de sus hermanos de Caballería.
Entre los que marchan a pie, y mezclado con sus soldados, figura el Teniente Coronel Primo de Rivera, a quien han matado a su corcel “Vendimiar” y ha rehusado aceptar las ofertas de cederle el suyo los soldados que aún lo conservan.
Al anochecer de aquel fatídico 23 de Julio de 1921 “ALCÁNTARA” había dejado de ser un Regimiento, pero el Libro de la Historia le abriría desde entonces una de sus mas brillantes páginas.
De los 691 hombres que formaban el Regimiento al toque de diana, al pasar la reglamentaria lista de Retreta en la noche de ese día 23 de Julio, 541 habían muerto en combate, 5 habían sido heridos (los moros remataron con feroz crueldad a muchos soldados heridos), y 78 quedaron prisioneros de los harqueños.
TOTAL: 624 bajas. Sólo 67 jinetes extenuados consiguieron alcanzar la posición de El Batel. Entre los muertos, los 13 jovencísimos trompetas que formaban la banda, y entre ellos, como se ha relatado, el joven educando de nuestra historia.
LA MUERTE HEROICA DE UN EDUCANDO DE BANDA
Artículo publicado en 16/9/2007, y escrito en Junio de 2006
DEDICATORIA: A los gloriosos jinetes del Regimiento de Caballería “ALCÁNTARA” Nº14 (Veterinarios y Educandos incluidos), que en la tarde del 23 de Julio de 1921, ofrendaron su vida a la Patria, al cumplirse el LXXXV Aniversario de su heroico y sublime sacrificio.
La monjita que acompañaba al muchacho, en uno de los primeros días de Enero de 1921, hasta el acuartelamiento del Regimiento de Caballería “Cazadores de Alcántara” Nº 14, era la misma que catorce años atrás se encontraba de guardia junto al torno del hospicio donde era depositado un niño en un cesto de mimbre y con una nota escrita a lápiz donde con cierta dificultad podía leerse: “Este niño no ha sido bautizado, cuiden de él por amor de Dios y hagan que el día de mañana sea un hombre honrado y de provecho”.
Durante el trayecto, la monja iba recordando esa fria noche de Enero de 1907, cuando, medio adormilada en su guardia, creyó sentir el tintineo de la campanita, producido por el desplazamiento circular del torno al girar sobre sus goznes, así como los pasos presurosos al alejarse, de la persona que había depositado en él la cesta con el niño en su interior.
Y este era el muchacho, todavía un niño, que educado por la comunidad religiosa del benéfico centro durante sus primeros 14 años, camina hoy a su lado con cierta tristeza reflejada en sus ojos, al tener que abandonar el centro donde se crió, pero con la alegría que le producía el saber que, si todo iba bien, ese mismo día podría vestir el honroso uniforme de la Caballería Española; ya que desde meses atrás y esperando tener cumplida la edad reglamentaria, había venido manifestando su deseo de “sentar plaza” como educando de banda para luego seguir la honrosa carrera de las armas y poder alcanzar con su esfuerzo y estudio los nobles y honrados galones de Suboficial Maestro de Banda del Arma de Caballería. Empleo éste, que ya habían alcanzado varios de sus más antiguos compañeros del hospicio, para honra, satisfacción y estímulo de esta noble, caritativa y benéfica Institución.
No hubo problema alguno en la filiación del muchacho. El Coronel prometió a la monjita que podía marcharse tranquila, ya que desde ese momento el chico quedaba bajo su protección y al amparo del glorioso Estandarte del Regimiento. Reconocido por el capitán médico y declarado “útil y apto” para el servicio de las armas, el chico fue filiado como “Educando de Banda” voluntario, por un período de cuatro años y “sin opción a premio”. En el mismo acto, el Sr. Coronel ordenó al Suboficial Maestro de Banda del Regimiento que se hiciera cargo del nuevo educando, al que iniciaría en la enseñanza de los toques de clarín y de trompeta reglamentarios en la Caballería y de cuyos progresos le tuviese puntualmente informado. Esto, sin menoscabo de la asistencia del muchacho a las Academias Regimentales para que siguiera progresando en el noble arte de la escritura, la lectura y las cuatro reglas fundamentales de la aritmética. Ordena finalmente el Coronel al Subayudante, que por la sastrería del Cuerpo se le confeccione un uniforme de paseo al nuevo educando adecuado a su edad y estatura.
Han transcurrido ya seis meses desde aquél día y ahora estamos en el mes de Julio del citado año 1921. El Regimiento de Cazadores de Alcántara se encuentra destacado, en misiones de campaña, en las desérticas llanuras de Annual, Zona Oriental del Protectorado de España en el Norte de África. Durante los días 21 y 22 del citado mes de Julio –días tristísimos para la Patria- se ha producido el derrumbamiento de la Comandancia General de Melilla, y la propia plaza de Soberanía española ha estado a punto de caer bajo las hordas rifeñas, sublevadas contra España por el cabecilla Abd-el-Krim.
De la Península, acuden en socorro de la plaza melillense varios batallones de Infantería y con la mayor urgencia se trasladan también hasta Melilla, desde la Zona Occidental del Protectorado, los Regulares de González Tablas y el TERCIO DE EXTRANJEROS al mando de su jefe, el Teniente Coronel Don José Millán Terreros (conocido, en el futuro, como Millán Astray).
En Annual nuestras tropas han sido masacradas por las cábilas de harqueños declarados en rebeldía, y la desesperación, el pánico y el desaliento han cundido entre nuestros soldados y han llevado a la deserción de la mayor parte de unidades indígenas que servían bajo nuestra bandera. El Comandante General de Melilla, Don Manuel Fernández Silvestre ha muerto, al parecer disparando su pistola contra el enemigo, aunque su cadáver nunca fue encontrado . Esforzándose en impedir esta insólita desbandada han caído con honor los coroneles Manella y Morales, encuadrados ambos a las órdenes directas del Comandante General. La palabra “Desastre”, en esta ocasión, reviste con toda intensidad su cruda acepción terminológica.
El General de Brigada de Caballería Don Felipe Navarro y Ceballos-Escalera, 2º Jefe de la Comandancia General, asume el mando y concentra las dispersas tropas en Dar Drius, para intentar desde allí la retirada a las sucesivas posiciones de El Batel y Tistutin (donde comienza el ferrocarril minero que facilitará la evacuación de heridos y enfermos hasta Melilla), para enlazar posteriormente con Monte Arruit y esperar allí, en posición defensiva, la llegada de refuerzos urgentemente solicitados.
A las tres de la tarde del día 23 de Julio, el General Navarro ordena la retirada hacia la posición de“El Batel”, si bien preocupado sobremanera por el bajo estado moral de las tropas con el consiguiente detrimento de la disciplina. De la protección de la columna encarga al Regimiento de Caballería “ALCÁNTARA” Nº 14, que tras la muerte heroica de su coronel Don Francisco Manella Corrales, ha tomado el mando el Teniente Coronel Don Fernando Primo de Rivera y Orbaneja, ilustre jefe del Arma de Caballería, Profesor de Equitación Militar y hermano menor del Teniente General de sus mismos apellidos.
Don Fernando sabe que la papeleta que le ha encargado el general es de difícil solución. En una palabra, el cumplimiento de la misión implica que el Regimiento se ha de sacrificar, si preciso fuere, en beneficio del resto de sus compañeros de armas. En el Regimiento, a nadie se le oculta la gravedad de la misión encomendada.
Puesta en marcha la columna, escoltada por los escuadrones del “Alcántara”, nuestras tropas avanzan sin novedad, si bien y a poco de comenzar el avance ya tiene el Regimiento que dar su primera carga, pues un pequeño convoy, con los heridos mas graves, estaba siendo atacado por los harqueños. El teniente coronel manda cargar a uno de sus escuadrones, haciendo replegarse al enemigo y consiguiendo que el convoy se abra paso y llegue sin novedad a Melilla.
Sobre las cuatro de la tarde, y tras una hora de marcha , la columna logra alcanzar el cauce del Rio Igán, que en este mes de Julio baja completamente seco. Allí han tendido los moros una emboscada a la columna y de improviso el fuego rifeño se hace patente desde los montes y laderas cercanas. El enemigo, muy superior en número y crecido por la victoria sobre nuestras tropas en Abarrán, Igueriben y Annual, ataca decidido sobre nuestros desmoralizados efectivos.
El Teniente Coronel Primo de Rivera sabe que ha llegado la hora del sacrificio. El Regimiento entero sucumbirá, si es necesario, para que la columna pueda progresar hasta alcanzar “El Batel”. Reagrupado el Regimiento, el teniente coronel manda que los escuadrones formen en “línea de a cuatro” para acto seguido, con su voz fuerte y bien timbrada, arengar a sus soldados:
“Ha llegado para nosotros la hora del sacrificio. Que cada cual cumpla con su deber. Si no lo hacéis, vuestras madres, vuestras novias, todas las mujeres españolas dirán que somos unos cobardes. Vamos a demostrar que no lo somos”.
El joven educando de nuestra historia que habíamos dejado recién filiado el día de su ingreso en el Regimiento, pese a su juventud y al corto tiempo que lleva en el mismo, actúa ya como “trompeta o clarín de órdenes”, y ocupa su puesto en formación “a dos largos de caballo y a la izquierda” del que monta el jefe, esperando con el clarín pegado a los labios la orden de este para dar los toque reglamentarios. Intuyendo que hoy va a ser un día de gloria para el Regimiento, ha adornado su clarín de mando con vestiduras de gala, figurando en su anverso bellamente bordadas las armas de la Caballería y en el reverso, sobre fondo blanco la Cruz flordelisada de la Orden de Alcántara, bordada en verde, que da nombre al Regimiento.
El Teniente Coronel lo mira fijamente y compadecido quizás por su extrema juventud, le ordena retirarse a retaguardia junto al resto de la banda, pues no lo necesita, le dice, toda vez que mandará el Regimiento “a la voz”. El joven trompetilla hace como que obedece y simula retirarse, pero en su mente resuena aún con fuerza la fórmula de su reciente juramento al Estandarte, en lo que dice de “Obedecer y respetar siempre a vuestros jefes, no abandonarles nunca...”. Y si había jurado esto ¿cómo iba él a “abandonar” a su Teniente Coronel en estos momentos de peligro?. Jamás lo haría, sino podía combatir como educando lo haría como soldado, pues ya dejó de ser un niño el día que vistió el honroso uniforme de la Caballería.
Puesto el Regimiento al paso, el Teniente Coronel desenvaina y a la voz ordena a sus escuadrones: “¡Saquen... Sables!”, y los sables de los jinetes del “Alcántara” brillan refulgentes cual rayos cegadores al salir de sus vainas, mientras golpean con sus espuelas los ijares de sus caballos para pasar “al trote” y alcanzar poco después el galope. De nuevo suena potente la voz del Teniente Coronel Primo de Rivera ordenando: “¡Para cargar!”. Y acto seguido da la voz ejecutiva: “¡Carguen! ¡VIVA ESPAÑA!”.
Como un alud impetuoso la masa de jinetes arremete contra los harqueños recibiendo al descrestar un nutrido fuego de fusilería, que hace aumentar el galope hasta convertirse en un huracán desenfrenado. El combate adquiere una fiereza descomunal. Las cargas se suceden, pero el enemigo es muy superior en número y además domina perfectamente el medio y conoce palmo a palmo el terreno en que combate. Las bajas en los escuadrones empiezan a ser muy numerosas. Nuestro trompetilla de órdenes, con el clarín colgado a la espalda, clava las espuelas a su caballo y combatiendo como soldado, su sable, al que su débil brazo le cuesta trabajo sostener, se abate terrible buscando una y otra vez el cuerpo del enemigo.
Pero ahora, un golpe seco en el pecho seguido de un fuerte dolor junto al corazón, le hacen tambalearse en el caballo al haber sido alcanzado por una bala rifeña . Derribado al fin, la vista se le nubla y a su mente acude la imagen de una bella mujer que le sonríe y le llama con cariño a su lado. La dama que así se le presenta en su mente febril no es otra que su madre a quien nunca conoció. Después la oscuridad, el vacío, la nada. El joven educando había dejado de existir. De su cuello aún pende su clarín engalanado, salpicado ahora por la sangre tan generosamente derramada.
A estas alturas del combate, el Regimiento ha sufrido un gran quebranto (también las bajas de los rifeños son muy numerosas). Exhaustos jinetes y caballos por las cargas que llevan dadas, el tormento de la sed se hace insoportable. Una oscura costra formada por el polvo y el sudor surcaba el curtido rostro de los jinetes de Alcántara, denotando bien a las claras las varias horas de feroz refriega soportadas bajo el ardiente sol africano.
El desánimo parece que empieza a cundir entre los soldados. Y es en estos momentos de suprema angustia, cuando el Teniente Coronel Primo de Rivera, erguido majestuosamente sobre su caballo “Vendimiar”, un magnífico ejemplar español “pura sangre”, que el ilustre jefe maneja con singular maestría, arenga de nuevo a sus soldados y les pide un postrer sacrificio: el Regimiento va a dar su última carga (la octava); si bien, y dado el grado de extenuación de jinetes y caballos, se va a producir un hecho histórico en los anales de la Caballería. El Regimiento, altamente disminuido por el gran número de bajas, va a dar esta última carga con los caballos ¡al paso!.
En la extrema retaguardia se encuentra formada a caballo la banda Regimental integrada por 13 jovencísimos “Educandos de Trompeta” – de los que ya hay que deducir la baja del trompetilla de nuestra historia tan gloriosamente caído- , y al mando del Suboficial Maestro de Banda del Regimiento. Se encuentran también formados en retaguardia los tres Oficiales Veterinarios junto al Capellán y al Teniente Médico. Enfrascado el “pater” en reconfortar espiritualmente a los soldados moribundos, y esforzándose el médico en curar a los heridos y aliviar sus sufrimientos; todo ello bajo el fuego enemigo y con los precarios medios clínicos de que dispone.
Enardecidos por la vibrante arenga de su Teniente Coronel, los escuadrones de “Alcántara” vuelven de nuevo sobre los moros, pero – como se ha dicho- a estas alturas del combate, las fuerzas van faltando y los caballos apenas si responden a las espuelas de sus jinetes. Carga por última vez “al paso” el Regimiento, adentrándose con brío entre las zarzas y parapetos de los rifeños y bajo una lluvia de encendidas balas. Muchos de los jinetes caen derribados en tierra y aún se defienden, sable en mano, del enemigo que les rodea.
Atentos a la arenga del Jefe del Regimiento, y expectantes ante el cariz que está tomando la desigual pelea, los tres Alféreces Veterinarios (Veterinarios Terceros en la denominación oficial) saben que ha llegado también para ellos la hora del sacrificio. Pese a ser “Oficiales Facultativos” (sin mando de armas) tienen profundamente arraigado el sentimiento de que, por encima de todo, son Oficiales del Regimiento de “Alcántara”, que en esta tarde del 23 de Julio, y en estos momentos de gravísimo peligro para su Regimiento, van a intentar conciliar lo aprendido en sus respectivas Facultades de Veterinaria con la asignatura sublime del amor a España, representada en la defensa del glorioso Estandarte del Regimiento; y así, transformados en un momento en Oficiales de Caballería, intentan cubrir las numerosas bajas de sus compañeros del Arma, cargando con brío contra las posiciones rifeñas.
Esa tarde, el Cuerpo de Veterinaria Militar se cubrió de gloria merced al valor y al arrojo de tres de sus mas modestos representantes: Los Alféreces DON JUAN MONTERO MONTERO, DON VIDAL PLATÓN BUENO Y DON EDUARDO CABALLERO MORALES, ofrendando estos dos últimos su vida a la Patria al morir heroicamente en la acción de tan señalado día (tan sólo unos días mas tarde, y en la heroica defensa de Zeluán, encontraron también gloriosa muerte los Oficiales Veterinarios Don Enrique Ortiz de Landázuri, Don Luis del Valle Cuevas y Don Tomás López Sánchez; ¡GLORIA Y HONOR PARA ELLOS¡).
Al fin los esfuerzos de Primo de Rivera y el brío y el tesón puesto de manifiesto por los bravos soldados y oficiales de “ALCÁNTARA” se ven culminados con el éxito. Duramente quebrantados los rifeños por el férreo castigo infligido por nuestros soldados que en impetuosa carga han irrumpido de nuevo entre sus filas, les obliga a ceder ante el terreno replegándose.
Cumplida la misión, cuando ya las sombras de la noche se han hecho patentes sobre el límpido cielo africano, los escuadrones se van incorporando poco a poco hacia la posición de “El Batel” -muchos de los extenuados soldados marchan a pie, llevando de la brida a su no menos extenuado caballo- donde ya la columna del General Navarro había logrado alcanzar la posición a costa, eso sí, de la casi total destrucción de sus hermanos de Caballería.
Entre los que marchan a pie, y mezclado con sus soldados, figura el Teniente Coronel Primo de Rivera, a quien han matado a su corcel “Vendimiar” y ha rehusado aceptar las ofertas de cederle el suyo los soldados que aún lo conservan.
Al anochecer de aquel fatídico 23 de Julio de 1921 “ALCÁNTARA” había dejado de ser un Regimiento, pero el Libro de la Historia le abriría desde entonces una de sus mas brillantes páginas.
De los 691 hombres que formaban el Regimiento al toque de diana, al pasar la reglamentaria lista de Retreta en la noche de ese día 23 de Julio, 541 habían muerto en combate, 5 habían sido heridos (los moros remataron con feroz crueldad a muchos soldados heridos), y 78 quedaron prisioneros de los harqueños.
TOTAL: 624 bajas. Sólo 67 jinetes extenuados consiguieron alcanzar la posición de El Batel. Entre los muertos, los 13 jovencísimos trompetas que formaban la banda, y entre ellos, como se ha relatado, el joven educando de nuestra historia.
Ikerj
Re: Regimiento de Cazadores de Alcantara 14º In Memoriam
Epílogo Emotivo.-
No tardó el Teniente Coronel Primo de Rivera en acudir al encuentro de sus soldados caídos sobre las ardientes arenas marroquíes.
Milagrosamente ileso (aunque una bala rifeña, como se ha visto, le mató a su caballo) en los combates del día 23 de Julio, sin embargo, tan sólo unos días más tarde y cuando se encontraba sobre el parapeto colaborando activamente en la defensa de la posición de “Monte Arruit”, una granada de cañón le destrozaba un brazo que un cirujano militar tuvo que amputarle sin anestesia ni material adecuado (parece ser que utilizó para la amputación una navaja de barbero y un hacha de carnicero) pero, declarada la gangrena, entregó su alma a Dios en la mañana del día 5 de Agosto de 1921.
Recuperado su cadáver durante la reconquista llevado a cabo por las tropas españolas, fue trasladado a Madrid y recibido en la estación de Atocha con las máximos honores militares, presidiendo el duelo S.M. El Rey Don Alfonso XIII que, muy emocionado, puso sobre el féretro del heroico Teniente Coronel la Cruz Laureada de San Fernando, máxima condecoración al valor en España.
Ordenó además S.M. que el nombre glorioso de Don Fernando Primo de Rivera y Orbaneja, figurase en lo sucesivo y a perpetuidad a la cabeza del Escalafón de los Tenientes Coroneles del Arma de Caballería.
Y a buen seguro, que al verle llegar por los confines del Cielo, el centinela celestial daría la voz de ordenanza: ”¡Guardia, a formar; el Teniente Coronel!”. Y allí, sobre la celeste bóveda sonarían con fuerza los dos puntos de trompeta,- reglamentarios para recibir a un Teniente Coronel con la guardia formada- tocados con toda la fuerza de sus pulmones etéreos, por aquél educando, casi niño, que mucho antes que para soldado había estudiado para héroe, y que ahora sonreía feliz al haber vuelto a encontrarse con su Teniente Coronel
1. La “OFICIALIDAD DE COMPLEMENTO” creada por Ley de Bases de 29 de Junio de 1918, contó también con un muy digno representante en la heroica jornada del 23 de Julio de 1921. Se trata del Alférez de Complemento de Caballería DON JUAN MAROTO Y PÉREZ DEL PULGAR. Este Oficial se encontraba dicho día destinado en el Regimiento de Caballería “ALCÁNTARA” 14, y en él se cubre de gloria participando en todas las cargas contra los rifeños dadas por dicho Regimiento.
Milagrosamente ileso, consigue llegar a El Batel, y al día siguiente se presenta voluntario y al mando de una sección desmontada, para acudir en auxilio del Aeródromo de Zeluán, en cuya defensa participa hasta caer gravemente herido, quedando prisionero de los rifeños y teniendo que soportar un largo y cruel cautiverio de 18 meses en las mazmorras del Rif. Liberado al fin por Abd-el-Krim (previo pago de un rescate) S.M. el Rey Don Alfonso XIII lo asciende a Teniente de Complemento de Caballería y le otorga la Cruz que lleva el nombre de la excelsa Madre del Monarca: LA CRUZ DE MARIA CRISTINA.
No tardó el Teniente Coronel Primo de Rivera en acudir al encuentro de sus soldados caídos sobre las ardientes arenas marroquíes.
Milagrosamente ileso (aunque una bala rifeña, como se ha visto, le mató a su caballo) en los combates del día 23 de Julio, sin embargo, tan sólo unos días más tarde y cuando se encontraba sobre el parapeto colaborando activamente en la defensa de la posición de “Monte Arruit”, una granada de cañón le destrozaba un brazo que un cirujano militar tuvo que amputarle sin anestesia ni material adecuado (parece ser que utilizó para la amputación una navaja de barbero y un hacha de carnicero) pero, declarada la gangrena, entregó su alma a Dios en la mañana del día 5 de Agosto de 1921.
Recuperado su cadáver durante la reconquista llevado a cabo por las tropas españolas, fue trasladado a Madrid y recibido en la estación de Atocha con las máximos honores militares, presidiendo el duelo S.M. El Rey Don Alfonso XIII que, muy emocionado, puso sobre el féretro del heroico Teniente Coronel la Cruz Laureada de San Fernando, máxima condecoración al valor en España.
Ordenó además S.M. que el nombre glorioso de Don Fernando Primo de Rivera y Orbaneja, figurase en lo sucesivo y a perpetuidad a la cabeza del Escalafón de los Tenientes Coroneles del Arma de Caballería.
Y a buen seguro, que al verle llegar por los confines del Cielo, el centinela celestial daría la voz de ordenanza: ”¡Guardia, a formar; el Teniente Coronel!”. Y allí, sobre la celeste bóveda sonarían con fuerza los dos puntos de trompeta,- reglamentarios para recibir a un Teniente Coronel con la guardia formada- tocados con toda la fuerza de sus pulmones etéreos, por aquél educando, casi niño, que mucho antes que para soldado había estudiado para héroe, y que ahora sonreía feliz al haber vuelto a encontrarse con su Teniente Coronel
1. La “OFICIALIDAD DE COMPLEMENTO” creada por Ley de Bases de 29 de Junio de 1918, contó también con un muy digno representante en la heroica jornada del 23 de Julio de 1921. Se trata del Alférez de Complemento de Caballería DON JUAN MAROTO Y PÉREZ DEL PULGAR. Este Oficial se encontraba dicho día destinado en el Regimiento de Caballería “ALCÁNTARA” 14, y en él se cubre de gloria participando en todas las cargas contra los rifeños dadas por dicho Regimiento.
Milagrosamente ileso, consigue llegar a El Batel, y al día siguiente se presenta voluntario y al mando de una sección desmontada, para acudir en auxilio del Aeródromo de Zeluán, en cuya defensa participa hasta caer gravemente herido, quedando prisionero de los rifeños y teniendo que soportar un largo y cruel cautiverio de 18 meses en las mazmorras del Rif. Liberado al fin por Abd-el-Krim (previo pago de un rescate) S.M. el Rey Don Alfonso XIII lo asciende a Teniente de Complemento de Caballería y le otorga la Cruz que lleva el nombre de la excelsa Madre del Monarca: LA CRUZ DE MARIA CRISTINA.
Ikerj
Re: Regimiento de Cazadores de Alcantara 14º In Memoriam
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20 de Julio:
Dada la gravedad de la situación, el 20 de Julio, el Regimiento de Alcántara se concentra en el campamento de Drius.
21 de Julio:
El Regimiento participa sin éxito en el intento de auxilio a la posición de Igueriben.
22 de Julio:
Sin poder destacar ningún hecho aislado, la actuación del Regimiento es ejemplar, intentando poner orden en la desbandada con los pocos medios de que dispone, cubriendo los flancos y la retaguardia de la columna, hasta su llegada a Drius.
23 de Julio:
Con la retirada total hacia El Batel decretada por el General Navarro, éste ordena al Tte Col. Primo de Rivera (al saberle al frente de la única tropa organizada) apoyar el abandono de las posiciones. Se combate en muchos momentos al arma blanca.
Una vez recibida la orden, el Teniente Coronel Primo de Rivera se reunió con sus oficiales y dirigiéndose a ellos les dijo:
“La situación, como ustedes verán, es crítica. Ha llegado el momento de sacrificarse por la patria, cumpliendo la sagradísima misión de nuestra Arma. Que cada uno ocupe su puesto y cumpla con su deber”.
El Alcántara cumplió su deber de proteger los flancos y la retaguardia de la columna en retirada con constantes cargas sobre el enemigo.
Pero su gesta mayor estaba aún por llegar: cuando la columna atravesaba el río Igan, se produjo un fuego intensísimo de fuerzas rifeñas emboscadas. El Alcántara cargó con sus escuadrones sobre el flanco izquierdo, mientras la columna vadeaba el río. Fue en este momento cuando Primo de Rivera, pistola en mano, sabiendo a lo que se enfrentaba, arengó a sus jinetes con estas palabras, ya citadas anteriormente:
"¡Soldados! Ha llegado la hora del sacrificio. Que cada cual cumpla con su deber. Si no lo hacéis, vuestras madres, vuestras novias, todas las mujeres españolas dirán que somos unos cobardes. Vamos a demostrar que no lo somos".
Y aquí es donde tuvo lugar una de las más épicas actuaciones de la Caballería Española a lo largo de su historia. De las ocho cargas que dieron ese día los jinetes del Alcántara, cuatro se produjeron aquí. Y fue aquí donde los jinetes y caballos agotados, dieron su última carga al paso, y después pie a tierra.
Y fue en estas últimas cargas, y ante lo menguado de las fuerzas, debido al desgaste continuo, cuando los oficiales veterinarios y los jovencísimos educandos de banda se incorporaron y cayeron junto a sus compañeros.
Al finalizar esa jornada, el Regimiento de Alcántara había dejado de existir como Unidad militar.
Y días después aún fallecieron algunos de los supervivientes. Entre ellos, el propio Teniente Coronel Primo de Rivera a causa de la gangrena producida al amputarle un brazo tras ser alcanzado por un proyectil de cañón en la defensa de Monte Arruit.
Por todos estos hechos, se inició el trámite para la concesión de la Cruz Laureada de San Fernando al Regimiento de Alcántara, con el siguiente dictamen del juez instructor:
"... En virtud de estas situaciones donde resplandece de forma brillante la conducta de este Regimiento de la que el clamor público y muy especialmente de los residentes en esta Plaza que vivieron y sufrieron aquellos días de angustia y que son los más fieles juzgadores de la actuación de este Cuerpo hizo ya sus galas juzgándolas sin pasiones como heroicas y definitivas en aquellos sucesos pasándolas a la historia para enaltecer y perdurar las glorias de España y su Ejército y el Arma de Caballería; el Juez que tiene el honor de informar es de parecer que en pocos casos como el presente está tan claro el derecho a tan apreciada recompensa como el del Regimiento de Alcántara comprendido en el artículo 55 del vigente reglamento."
Melilla a 8 de Febrero de 1.933
Pero la unidad había sido disuelta en 1932, como consecuencia de la aplicación del plan Azaña. Por eso se paralizó el expediente, y nunca se llegó a conceder la Laureada colectiva al Regimiento, quedando como una deuda pendiente a esos heroicos jinetes que lo dieron todo para defender a sus compañeros y a España y su honor.
A fe que, al entregar su vida, cumplieron hasta el fin sus compromisos como soldados españoles y -nunca mejor dicho- como caballeros.
Ikerj
Re: Regimiento de Cazadores de Alcantara 14º In Memoriam
Biografía del Teniente Coronel don Fernando Primo de Rivera y Orbaneja
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Teniente Coronel don Fernando
Primo de Rivera y Orbaneja
Nació en Jerez de la Frontera (Cádiz) el 30 de Julio de 1879. Murió en Monte Arruit el 5 de Agosto de 1921. Era hermano menor del Teniente general y dictador don Miguel.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Teniente Coronel don Fernando
Primo de Rivera y Orbaneja
Perteneció a la Promoción de 1898 de la Academia de Caballería, se formó en la Academia de Caballería francesa de Saumur y era campeón de esgrima.
Tras diversos destinos en la península española y ser ascendido a capitán, es destinado a Melilla, al mando del 2º Escuadrón de Cazadores de Taxdirt. Recibió su bautismo de fuego en 1912 en la acción del Zoco de Tarrain con su escuadrón, por cuya actuación se le propuso para la cruz del Mérito Militar. Ese mismo año tomó a la carga el poblado de Ulad Garen, acción que le valió el ascenso a Comandante y ser recompensado con la cruz de María Cristina.
En 1920 se incorporó en Melilla al Regimiento de Cazadores "Alcántara" núm. 10, ya con el empleo de Teniente Coronel, destino que ocupaba en calidad de segundo jefe del regimiento cuando acaeció el desastre de Annual.
Los hechos de 22 y 23 de julio de 1921 ya se han descrito.
Superviviente de estos hechos, el teniente coronel se posicionó en Monte Arruit junto con los supervivientes del Alcántara, a los que se encomendó –por su valía–, la defensa del sector de mayor riesgo, la puerta principal. Como posteriormente relataría un superviviente, fue el alma de la defensa, infundiendo ánimo en todo momento, pasando la mayor parte del tiempo en los parapetos junto a los suyos.
Allí fue gravemente herido el 31 de Julio por un casco de granada de la artillería enemiga que le llevó el brazo derecho estando observando el fuego de cañón desde el parapeto, y por la cual hubo de amputársele el brazo con los escasos medios sanitarios que había en la posición (se le amputó con una navaja barbera, y quizás un hacha, y sin anestesia).
Durante el resto del asedio se comportó brillantemente, siempre en constante combate, dirigiendo y animando a todos con su heroico ejemplo.
Murió cinco días después de ser herido a consecuencia de la gangrena que se le presentó. Su muerte le evitó presenciar la rendición de la posición el día 9, a él, que había sido el alma de la resistencia mientras vivió.
Fue recompensado con la Cruz de San Fernando de 2ª Clase, Laureada. Concedida por Real Orden de 12 de noviembre de 1923 (Diario Oficial n�m. 252) por el valor demostrado al frente la carga que protegió la retirada de la columna de Chaif sobre Dar Dríus a Batel el 23 de julio de 1921.
El teniente coronel D. Fernando Primo de Ribera y Orbaneja figura desde entonces como número uno de los tenientes coroneles de la Caballería española.
El Tte Col fue enterrado en el mismo Monte Arruit, a unos pocos centímetros bajo la superficie (la tierra estaba muy dura, y tampoco tenían tiempo para cavar). Fue un acto emotivo, y con el entierro de su jefe, los escasos supervivientes del Alcántara que staban allí vieron desaparecer sus esperanzas. La ceremonia, austera por militar, consistió en que sus soldados, por turno, arrojaran puñados de tierra sobre su cadáver.
Los rifeños lo desenterraron, como dice la cita siguiente, de Juan Pando en su libro "Historia secreta de Annual":
“ … los rifeños le habían desenterrado. No les costó mucho: el cuerpo estaba casi al ras del suelo. Sus soldados le habían cubierto con un puñado de tierra, que antes pasaban, con incontenible emoción, por los labios. Rígido, conciso en su fin y ya libre, al aire fétido de Arruit, Primo de Rivera debió parecer a los rifeños más invencible muerto que vivo.
Intrigados por saber más de aquel hombre, el coloso que había cargado contra ellos, sable y grito en alto, por cuatro veces, en las asesinas márgenes del Igán, rodearon sus restos. Necesitaban saber cómo era. Respetuosos de su valor, no le tocaron. Se limitaron a contemplarlo”.
NOTA: Se resalta el hecho de que su cadáver fuera respetado, porque los moros solían cortar a los enemigos muertos la lengua y los testículos, para asimilar sus virtudes. A algunos, pero ya por odio sádico, les sacaban los ojos o les violaban con estacas. Y sin embargo, a los jefes carismáticos enemigos les respetaban con veneración, en una mezcla de admiración caballeresca y de superstición, pues pensaban que eran seres sobrenaturales que podían hacerles daño. Esta admiración hacia el valor es la que llevaba a los rifeños que combatían a favor de los españoles a respetar y obedecer ciegamente a los jefes que demostraban valor... Y más aún si, además de valor, tenían "baraka" (de ahí viene nuestra palabra lúdica "baraja"), que para ellos era una especie de suerte sobrenatural ante las balas enemigas, que los respetaban en su trayectoria.
Cuando se reconquistó la posición, se recuperaron los cadáveres, pero muy pocos pudieron identificarse, pues el calor (que hacía que reventaran los vientres), aparte de las mutilaciones rituales, les hacía irreconocibles. Sin embargo, Primo de Rivera fue identificado sin dudas. Ayudó su uniforme, con los distintivos de grado, el hecho de que le faltar un brazo, y de que lo hubieran respetado sus enemigos.
Y varios años depsués de estos hechos, fue enterrado de nuevo con los más altos honores militares. La ceremonia fue presidida por el Rey en Madrid, quien impuso al féretro la Laureada de San Fernando a título póstumo. Previamente a este acto, se había organizado la Capilla Ardiente y el velatorio en el Salón de Fiestas del Ayuntamiento de Málaga, tan pronto llegó en barco el féretro.
Pero el verdadero homenaje es aquél sencillo que le habían tributado el día de su muerte sus leales soldados (la mayoría de ellos dejó su vida días después) en aquellas tierras, sedientas de agua y de sangre, en Monte Arruit.
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Monumento al Teniente Coronel en el patio de la Academia de Caballería
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Cadáver del Teniente Coronel, tal como fue
encontrado en Monte Arruit, después de la
reconquista por España
Monumento al Teniente Coronel en el patio de la Academia de Caballería
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Cadáver del Teniente Coronel, tal como fue
encontrado en Monte Arruit, después de la
reconquista por España
Ikerj
Re: Regimiento de Cazadores de Alcantara 14º In Memoriam
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La fotografía en la que aparece parte de un Escuadrón de Alcántara, está tomada el día 16-3-1919 en la Cábila de Ishafen, al oeste de Segangan, sin duda en algún desfile o revista, como lo atestigua que los caballos llevan puestas las mantillas con la Cruz del Regimiento. El Suboficial de la Sección es el padre del Cor. D. Segundo Tercero López, ya fallecido, y abuelo del Cor. D. Juan Tercero Arribas.
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En la fotografía aparece el citado Suboficial de Caballería Segundo Tercero Carreño, en el centro con gorra, rodeado de un grupo de Sargentos del Rgto. Alcántara. Todos los que tienen la cruz murieron en las acciones del del Regimiento del año 1921 durante el desastre de Annual. Sin duda la fotografía fué hecha en fecha próxima a los hechos. El Suboficial Tercero no participó en las heroicas acciones del Rgto., al ascender con anterioridad.
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MONTE ARRUIT Restos de los escuadrones con los que dió las cargas el Teniente Coronel Primo de Rivera
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Aspecto de los alrededores llenos de cadáveres de españoles asesinados
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Cuando Monte Arruit sea reconquistado por las tropas hispanas un mes después el macabro espectáculo que ofrecían los cuerpos de los prisioneros españoles torturados hasta la muerte era tan brutal que un oficial y un sargento que participaron en la reconquista se volvieron locos. Francisco Franco comandando el tercio fue uno de los que participó en la reconquista de Monte Arruit, en su libro "Diario de una Bandera" el futuro dictador lo relata de esta forma: "Rebasado Monte Arruit detenemos nuestra marcha y concentrada la columna nos dirigimos al poblado. Renuncio a describir el horrendo cuadro que se presenta a nuestra vista. La mayoría de los cadáveres han sido profanados o bárbaramente mutilados. Los hermanos de la Doctrina Cristiana recogen en parihuelas los momificados y esqueléticos cuerpos y en camiones son trasladados a la enorme fosa. Algunos cadáveres parecen ser identificados, pero solo el deseo de los deudos acepta muchas veces el piadoso engaño, ¡es tan difícil identificar estos cuerpos desnudos, con las cabezas machacadas!"
El historiador Marvin Donovan escribe: "Nadie de los que allí llegaron [se refiere a la columna que debía de reconquistar la posición] podía sospechar lo que ahora se abría ante sus ojos. Los soldados españoles temblaban y lloraban al mirar a su camaradas muertos, incluso algunos sufrieron mareos y vómitos al contemplar lo que los rifeños habían dejado de sus amigos."
La fotografía en la que aparece parte de un Escuadrón de Alcántara, está tomada el día 16-3-1919 en la Cábila de Ishafen, al oeste de Segangan, sin duda en algún desfile o revista, como lo atestigua que los caballos llevan puestas las mantillas con la Cruz del Regimiento. El Suboficial de la Sección es el padre del Cor. D. Segundo Tercero López, ya fallecido, y abuelo del Cor. D. Juan Tercero Arribas.
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En la fotografía aparece el citado Suboficial de Caballería Segundo Tercero Carreño, en el centro con gorra, rodeado de un grupo de Sargentos del Rgto. Alcántara. Todos los que tienen la cruz murieron en las acciones del del Regimiento del año 1921 durante el desastre de Annual. Sin duda la fotografía fué hecha en fecha próxima a los hechos. El Suboficial Tercero no participó en las heroicas acciones del Rgto., al ascender con anterioridad.
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MONTE ARRUIT Restos de los escuadrones con los que dió las cargas el Teniente Coronel Primo de Rivera
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Aspecto de los alrededores llenos de cadáveres de españoles asesinados
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Cuando Monte Arruit sea reconquistado por las tropas hispanas un mes después el macabro espectáculo que ofrecían los cuerpos de los prisioneros españoles torturados hasta la muerte era tan brutal que un oficial y un sargento que participaron en la reconquista se volvieron locos. Francisco Franco comandando el tercio fue uno de los que participó en la reconquista de Monte Arruit, en su libro "Diario de una Bandera" el futuro dictador lo relata de esta forma: "Rebasado Monte Arruit detenemos nuestra marcha y concentrada la columna nos dirigimos al poblado. Renuncio a describir el horrendo cuadro que se presenta a nuestra vista. La mayoría de los cadáveres han sido profanados o bárbaramente mutilados. Los hermanos de la Doctrina Cristiana recogen en parihuelas los momificados y esqueléticos cuerpos y en camiones son trasladados a la enorme fosa. Algunos cadáveres parecen ser identificados, pero solo el deseo de los deudos acepta muchas veces el piadoso engaño, ¡es tan difícil identificar estos cuerpos desnudos, con las cabezas machacadas!"
El historiador Marvin Donovan escribe: "Nadie de los que allí llegaron [se refiere a la columna que debía de reconquistar la posición] podía sospechar lo que ahora se abría ante sus ojos. Los soldados españoles temblaban y lloraban al mirar a su camaradas muertos, incluso algunos sufrieron mareos y vómitos al contemplar lo que los rifeños habían dejado de sus amigos."
Ikerj
Re: Regimiento de Cazadores de Alcantara 14º In Memoriam
La ultima Carga
En 1920, Fernando Primo de Rivera, siendo Teniente Coronel, es destinado al Regimiento de Cazadores de Alcantara Nº 10 ,como segundo jefe del mismo, y seguía al mando cuando acaeció el Desastre de Annual.
El día 22 de julio de 1921 el Teniente Coronel Primo de Rivera tenía desplegados los cinco escuadrones del regimiento, cuatro de sables y uno de ametralladoras, (461 hombres, 22 oficiales y 439 de tropa) detrás de Izumar. El jefe del Regimiento, el coronel Manella, se hallaba en Annual al mando de la circunscripción desde hacía tres días.
El 23 de julio de 1921, el teniente coronel Primo de Rivera, en cumplimiento de la órdenes recibidas y al frente de su 2° escuadrón, dos secciones del 4° y una del 1° del Regimiento de Alcántara, con un total 192 jinetes, protege la retirada de Chaif, hacia Dar Drius.
Salió al encuentro de aquellas fuerzas, y sin medir lo numeroso del enemigo, que al mismo tiempo trataba de envolver la columna en retirada, atacó también con gran brío la fuerza de auxilio, se lanzó sobre él, y combatió con la fuerza a sus órdenes al arma blanca y cuerpo a cuerpo diferentes veces, logrando atravesar la línea enemiga, dar la vuelta y atacar por la espalda a los rifeños.
Con ello consiguió la continuación del avance, salvar la columna y su impedimenta y la entrada en orden de todas las fuerzas en Dar Dríus. Por esta acción al teniente coronel Primo de Rivera se le concedería la Laureada póstumamente en 1923. Ese mismo dia, se le dio la orden de proteger la retirada desde Dar Drius a Batel, durante la retirada volvió a realizar valerosas cargas contra los rifeños, que supuso la casi aniquilacíon de su maltrecho Regimiento.
Ese mismo día el teniente coronel Primo de Rivera tendría ocasión de mostrar de nuevo su temple y su valor. El general Navarro había ordenada la evacuación de la columna de Dar Dríus a Batel. A las 13:30 horas partió la vanguardia, y se inició una marcha constantemente hostigada por los rifeños en la que los jinetes del Regimiento de Alcántara, al mando del teniente coronel Primo de Rivera, se cubrieron de gloria al proteger el avance con sus fuegos de protección y constantes cargas sobre el enemigo.
Pero el camino a Batel cruzaba por el lecho del río Igan, donde los rifeños tenían apostado un fuerte contingente de hombres. El general Navarro ordenó a Primo de Rivera cargar por el flanco izquierdo de la columna. El teniente coronel se dirigió a sus jinetes de este modo:
"¡Soldados! Ha llegado la hora del sacrificio. Que cada cual cumpla con su deber. Si no lo hacéis, vuestras madres, vuestras novias, todas las mujeres españolas dirán que somos unos cobardes. Vamos a demostrar que no lo somos".
El regimiento se lanzó a la carga guiado por Primo de Rivera y combatió hasta que la columna cruzó el lecho del río Igan. Para conseguir tal éxito el Regimiento de Alcántara tuvo que cargar hasta en cuatro ocasiones, sufriendo numerosas bajas ocasionadas por los rifeños, apostados en la trinchera del rio Igan. En su última carga, los caballos no pueden más y parece ser que los jinetes la realizaron a pié, llevando las monturas sujetas de las bridas.
Durante todo el combate, hombres y caballos cayeron en apretada formación, tal y como se les encontró cinco meses después, la mayoría de ellos al otro lado del río; pero lograron salvar a la columna en retirada. Primo de Rivera perdió su montura en la tercera carga.
El Regimiento de Alcántara dejó prácticamente de existir. Tan solo sobrevivieron el teniente coronel Primo de Rivera, los dos comandantes, algunos oficiales y unos setenta de tropa. Todos ellos se unieron a la columna que se retiraba hacia Batel.
Las cargas realizadas durante el cruce del lecho del rio Igan, fueron durísimas teniendo que realizarlas al final a pie debido a haber perdido ya la mayoría de los caballos. Unos meses después, en el lecho del rio Igan se localizaron aun los restos de los caballos y los jinetes en el mismo lugar donde habían caído.
De 461 hombres que formaban su Regimiento unos dias antes, el 24 de julio los supervivientes no llegaban a 80.
El teniente coronel Primo de Rivera murió en Monte Arruit por las heridas ocasionadas por un cascote de granada de la artillería enemiga que le llevó el brazo derecho estando observando el fuego de cañón desde el parapeto, y por la cual hubo de amputársele el brazo con los escasos medios sanitarios que había en la posición. Durante el asedio se comportó brillantemente, siempre en constante combate, dirigiendo y animando a todos con su heroico ejemplo
En 1920, Fernando Primo de Rivera, siendo Teniente Coronel, es destinado al Regimiento de Cazadores de Alcantara Nº 10 ,como segundo jefe del mismo, y seguía al mando cuando acaeció el Desastre de Annual.
El día 22 de julio de 1921 el Teniente Coronel Primo de Rivera tenía desplegados los cinco escuadrones del regimiento, cuatro de sables y uno de ametralladoras, (461 hombres, 22 oficiales y 439 de tropa) detrás de Izumar. El jefe del Regimiento, el coronel Manella, se hallaba en Annual al mando de la circunscripción desde hacía tres días.
El 23 de julio de 1921, el teniente coronel Primo de Rivera, en cumplimiento de la órdenes recibidas y al frente de su 2° escuadrón, dos secciones del 4° y una del 1° del Regimiento de Alcántara, con un total 192 jinetes, protege la retirada de Chaif, hacia Dar Drius.
Salió al encuentro de aquellas fuerzas, y sin medir lo numeroso del enemigo, que al mismo tiempo trataba de envolver la columna en retirada, atacó también con gran brío la fuerza de auxilio, se lanzó sobre él, y combatió con la fuerza a sus órdenes al arma blanca y cuerpo a cuerpo diferentes veces, logrando atravesar la línea enemiga, dar la vuelta y atacar por la espalda a los rifeños.
Con ello consiguió la continuación del avance, salvar la columna y su impedimenta y la entrada en orden de todas las fuerzas en Dar Dríus. Por esta acción al teniente coronel Primo de Rivera se le concedería la Laureada póstumamente en 1923. Ese mismo dia, se le dio la orden de proteger la retirada desde Dar Drius a Batel, durante la retirada volvió a realizar valerosas cargas contra los rifeños, que supuso la casi aniquilacíon de su maltrecho Regimiento.
Ese mismo día el teniente coronel Primo de Rivera tendría ocasión de mostrar de nuevo su temple y su valor. El general Navarro había ordenada la evacuación de la columna de Dar Dríus a Batel. A las 13:30 horas partió la vanguardia, y se inició una marcha constantemente hostigada por los rifeños en la que los jinetes del Regimiento de Alcántara, al mando del teniente coronel Primo de Rivera, se cubrieron de gloria al proteger el avance con sus fuegos de protección y constantes cargas sobre el enemigo.
Pero el camino a Batel cruzaba por el lecho del río Igan, donde los rifeños tenían apostado un fuerte contingente de hombres. El general Navarro ordenó a Primo de Rivera cargar por el flanco izquierdo de la columna. El teniente coronel se dirigió a sus jinetes de este modo:
"¡Soldados! Ha llegado la hora del sacrificio. Que cada cual cumpla con su deber. Si no lo hacéis, vuestras madres, vuestras novias, todas las mujeres españolas dirán que somos unos cobardes. Vamos a demostrar que no lo somos".
El regimiento se lanzó a la carga guiado por Primo de Rivera y combatió hasta que la columna cruzó el lecho del río Igan. Para conseguir tal éxito el Regimiento de Alcántara tuvo que cargar hasta en cuatro ocasiones, sufriendo numerosas bajas ocasionadas por los rifeños, apostados en la trinchera del rio Igan. En su última carga, los caballos no pueden más y parece ser que los jinetes la realizaron a pié, llevando las monturas sujetas de las bridas.
Durante todo el combate, hombres y caballos cayeron en apretada formación, tal y como se les encontró cinco meses después, la mayoría de ellos al otro lado del río; pero lograron salvar a la columna en retirada. Primo de Rivera perdió su montura en la tercera carga.
El Regimiento de Alcántara dejó prácticamente de existir. Tan solo sobrevivieron el teniente coronel Primo de Rivera, los dos comandantes, algunos oficiales y unos setenta de tropa. Todos ellos se unieron a la columna que se retiraba hacia Batel.
Las cargas realizadas durante el cruce del lecho del rio Igan, fueron durísimas teniendo que realizarlas al final a pie debido a haber perdido ya la mayoría de los caballos. Unos meses después, en el lecho del rio Igan se localizaron aun los restos de los caballos y los jinetes en el mismo lugar donde habían caído.
De 461 hombres que formaban su Regimiento unos dias antes, el 24 de julio los supervivientes no llegaban a 80.
El teniente coronel Primo de Rivera murió en Monte Arruit por las heridas ocasionadas por un cascote de granada de la artillería enemiga que le llevó el brazo derecho estando observando el fuego de cañón desde el parapeto, y por la cual hubo de amputársele el brazo con los escasos medios sanitarios que había en la posición. Durante el asedio se comportó brillantemente, siempre en constante combate, dirigiendo y animando a todos con su heroico ejemplo
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