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Vientre hinchado: qué lo causa y cómo ponerle remedio

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chincheta Vientre hinchado: qué lo causa y cómo ponerle remedio

Mensaje por Marina Lun 03 Sep 2012, 00:17

¿Quién no ha tenido alguna vez la sensación de tener el vientre hinchado
tras una comida? Este malestar es muy común y, aunque la mayoría de
veces pasajero, puede convertirse en habitual compañero de mesa si no se
toman algunas precauciones, tal y como recogen en [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo].
¿Qué lo causa y cómo se le puede poner remedio?

Comer deprisa



  • El problema. Las personas que comen deprisa y hasta
    que se sienten llenas multiplican por tres el riesgo de sobrepeso. Este
    vínculo se explica en parte por la sensación de saciedad, que tarda
    entre 20 y 25 minutos en llegar del estómago al cerebro. Por ello,
    cuando se come rápido, se tiene hambre incluso tras ingerir suficiente
    alimento como para estar satisfecho. Además, al comer de ese modo, se
    traga más aire, lo que explica en parte la hinchazón abdominal. Al no
    masticarse lo suficiente, los alimentos ricos en carbohidratos que
    requieren mezclarse con la saliva para predigerirse (por acción de las
    enzimas salivares) llegan casi intactos al intestino y su digestión
    provoca fermentaciones que se traducen en indeseables gases.
  • Las soluciones. Comenzar la comida con ensaladas o
    tostar el pan son algunas propuestas que obligan a masticar los
    alimentos. Comer con palillos ayuda a comer más despacio y mejora la
    digestión, al tiempo que a menudo se come menos porque se percibe antes
    la sensación de saciedad. Servirse los platos por separado ayuda a tomar
    conciencia de la necesidad de comer más despacio.

Demasiadas frituras



  • El problema. Un menú en el que abunden los
    empanados, los fritos, los rebozados, las croquetas, las patatas fritas,
    los guisos y los estofados puede ser muy variado, pero se excede con
    las frituras. Este es el modo de cocinado con el que el alimento absorbe
    más aceite. Digerir las grasas requiere más labor digestiva, es más
    costoso e influye en que se tenga sensación de plenitud o de hinchazón
    tras cada comida.
  • Las soluciones. Cocinar los alimentos a la plancha y
    acompañados de rehogados, estofados con poco aceite, al horno o al
    vapor en alternancia con las frituras. Para absorber menos aceite al
    freír, conviene añadir el alimento bien seco al aceite muy caliente
    (pero sin que humee), usar aceite de oliva (impregna menos al alimento) y
    dejar reposar los fritos en papel absorbente de cocina para que empape
    el exceso de aceite.

Exceso de burbujas



  • El problema. Tomar refrescos con gas hincha el
    vientre. Si además son azucarados, se ingieren "calorías vacías" que
    suman energía y contribuyen a ganar peso. El agua con gas, aunque no
    tiene calorías, también puede provocar esa sensación de tripa hinchada,
    más si se toma durante las comidas.
  • La solución. Elegir agua sin gas como bebida
    preferente y tomarla fuera de las comidas es un buen consejo para
    combatir la distensión abdominal.

Falta (o exceso) de fibra



  • El problema. La fibra, como todo, conviene tomarla
    en su justa medida. Ingerir poca cantidad se asocia al estreñimiento,
    pero comer más fibra de la que el organismo tolera también es
    contraproducente, ya que puede provocar diarrea e hinchazón abdominal.
  • Las soluciones. Para evitar molestias digestivas,
    quienes se inicien en el consumo de alimentos integrales, deben hacerlo
    poco a poco (comenzar si acaso con el pan, luego con los cereales, más
    tarde con el arroz y la pasta...). Una alimentación aporta suficiente
    fibra si alterna frutas, ensaladas y verduras, algún alimento integral,
    frutos secos, frutas desecadas y legumbres. Si es así, no será preciso
    tomar extras de fibra en pastillas o en forma de salvado.

Falta de fuerza digestiva



  • El problema. Comer todos los alimentos refinados,
    es decir, elaborados con harinas no integrales, como el pan, las
    galletas, la pasta, los cereales de desayuno o el propio arroz, hace que
    se agoten antes las enzimas digestivas que fabrica el propio aparato
    digestivo, ya que los alimentos ingeridos están desprovistas de ellas.
    Esto se traduce en una menor fuerza digestiva que explica, en gran
    medida, la hinchazón abdominal, los gases (flatulencia y aerofagia) y
    las dispepsias.
  • Las soluciones. Iniciarse en el consumo de
    alimentos integrales es muy beneficioso para la salud. Además de que la
    densidad nutritiva de estos alimentos es mayor (tienen más vitaminas,
    minerales, fibra y antioxidantes), proveen de enzimas con efectos
    positivos en el aparato digestivo como para combatir el vientre
    hinchado. También puede ser muy útil añadir a las ensaladas brotes de
    germinados o incluir en el menú alimentos fermentados como el chucrut o
    el miso. En ambos casos, por los procesos de germinación y de
    fermentación que experimentan estos alimentos, se generan enzimas que
    ayudan en la digestión.

No consumir ensaladas



  • El problema. Las enzimas de los alimentos se
    destruyen, en gran medida, por la acción del calor, es decir, al asar,
    cocer, calentar o freír los alimentos. Cuando no se tiene la costumbre
    de comer ensaladas y fruta fresca, con el tiempo se puede perder fuerza
    digestiva por escasez de enzimas digestivas.
  • La solución. Los alimentos crudos son la principal
    fuente dietética de enzimas, de ahí la necesidad de comer algo de
    ensalada o de fruta fresca a diario.

Intolerancia desconocida a algún alimento

Trastornos digestivos comunes (dispepsia, digestiones lentas, tripa
hinchada, diarreas, estreñimiento, náuseas o vómitos) se asocian a algún
tipo de intolerancia alimentaria. Entre las distintas intolerancias, la celiaquía
(o intolerancia al gluten) y la intolerancia a la lactosa son las más
conocidas. El malestar digestivo es el denominador común en este tipo de
trastornos alimentarios. Otro mecanismo concreto de intolerancias es la
histaminosis alimentaria no alérgica (o síndrome
HANA). En este caso, los síntomas se desarrollan por el impacto de una
molécula, la histamina, con los distintos receptores de las células de
nuestro organismo. Los síntomas son dispersos, aunque todos tienen un
nexo común: la descarga fuerte de histamina tras el consumo del alimento
responsable.

Los trastornos digestivos más comunes que se identifican como consecuencia de este tipo específico de intolerancias son: dispepsia o digestiones pesadas
frecuentes justo después de comer, digestiones lentas, tripa hinchada,
diarreas y/o estreñimiento (uno u otro malestar, o alternancia entre
ambos), gastritis, náuseas, vómitos. No suelen darse todos los síntomas
en una misma persona, salvo que se esté muy afectado.

El aumento del volumen corporal, la retención de
líquidos o los dolores de cabeza frecuentes son otras señales que, en
ocasiones, confluyen y ayudan a identificar el perfil de una persona
candidata a estar afectada de alguna intolerancia. Si este tipo de
trastorno no se resuelve con una alimentación adaptada y adecuada, con
los años, puede degenerar en patologías crónicas como colon irritable,
cefaleas o migrañas, fatiga muscular crónica o fibromialgia, entre
otras.
Marina
Marina
Admin


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